Camila Melo Parra
La crueldad se viste de un azul inmóvil y transitorio.
No sé dónde aguardó mi alma su gusto por la dicotomía y la divergencia.
Sin embargo, una voz susurra auxilio, mientras la alegoría abraza mis gritos para que no sucumban.
El tráfico ahuyenta la luz y mis manos recaen nuevamente en el aire.
El olvido es el vástago de los infelices y esta noche hemos florecido en el silencio.
Creer está de más cuando las pasiones intervienen entre el mito y el acto.
Quizá solo somos el espejo sin sombra de nuestros delirios e invenciones.