El invitado

Publicado el

Vivir sin libros

Libros Capitan Swing, en Filbo 2012

Había 10 títulos en la mesa en que destacaba una palabra: soy gay, gaydad, diccionario gay.
El matemático los señaló, al bloguero: “aquí hay tres para usted.”
El otro comentó:
-Sólo faltaría uno de Gay… Talese.
La librera que los oía bromear se acercó y dijo que había puesto sobre la mesa de exhibiciones toda la secuencia del movimiento gay para que los colegiales que visitan la feria los vean, y la sorpresa fue descubrir que aun el tema sigue siendo un tabú y causa burlas y murmuraciones, comentarios rastreros y risas entre los timoratos, y ataques y matoneo y chistes flojos. Según ella, con sólo leer los títulos, aunque la mayoría estaban en inglés, los colegiales identificaban la palabra Gay, se codeaban y mostraban la portada con el comentario: “ey, éste es para vos; éste para fulano; un libro para Juliana que es gay…”
El bloguero y el matemático se miraron y reconocieron que acababan de bromear en el mismo nivel escolar. Reprobados, ahora el matemático fue por un pasillo y el bloguero se alejó mientras repasaba otros títulos de la mesa, también con disimulo.
El bloguero buscaba tres libros para comprar en esa feria, al menos para ayudar a empujar los índices de lectura del país que se limitan a 1,6 por cabeza: Del dolor y la razón, Joseph Brodsky. Teoría de la noche, María Moreno. Queremos informarle de que mañana seremos asesinados junto con nuestras familias, Philip Gourevich. No tenía información sobre reediciones de ensayos del premio nobel 1987, pero acababa de leer el libro y allí había encontrado las pruebas suficientes de que las mayores interpretaciones del arte también son arte. De María Moreno, una crítica argentina, también había leído algunas notas escritas en su prosa excepcional “Mi lenguaje pretendía ser como un foulard empapado en purpurina barroca con un fleco de jerga psicoanalítica, otro de materialismo dialéctico pop y otro de feminismo fashion, más algunas motas de argot farandulero y tartamudeo histérico”. Y se había enterado de que una universidad de Chile (UDP) recopiló algunas de estas notas críticas en una edición decorosa. Y el libro de Philip Gourevich le atraía por el título (bueno, también por el tema: 800.000 tutsis asesinados a machete en Ruanda) pero el mero título ya contenía al argumento. Lo que significaba que un lector medianamente calificado adquiere sobre seguro y no se anda dando bandazos y arañazos por adquirir los libros que promocionan las reseñas y publirreportajes de revistas que es mejor no mencionar aquí (se llaman El Librero y Arcadia, et al.)
¿Pero cómo no dejarse seducir por una sobreoferta a ese nivel? La mente es una lupa que enfoca los ojos en lo que sabes (y en lo que estas trabajando). El bloguero acababa de ver, por ejemplo, un libro sobre la fama escrito por Gabriel Zaid, y algunas crónicas de Álvaro Cunqueiro, y los libros -maravillosos pero incomprables- de la editorial Capitan Swing, y los comics sangrientos de Alejandro Jodorowsky. El único consejo que podría dar al comprador compulsivo era limitarse a la economía personal, al poco poder adquisitivo del que se dispusiera y adquirir por olfato lo extraordinario, lo que probablemente nunca más volviese a encontrar. Contenerse. Y eso que para él los libros eran no sólo una pasión obsesiva que presagiaba desencuentros, sino una forma discreta del trabajo. Hacía años seleccionaba con pinzas los libros para formar una biblioteca de referencia, con títulos a los que tuviese que volver, porque las lecturas de una sola vez, las novelas, por ejemplo, las leería en la Biblioteca Luis Angel Arango por alquiler anual.
Salieron, bloguero y matemático del stand de ediciones usadas y clásicos y entraron en el pabellón dedicado a las editoras universitarias. Allí, en un anaquel despoblado de la Universidad de Antioquia el bloguero encontró una tentación que le hizo rendir las reservas: Periodismo en Estados Unidos 1851-1892, de José Martí. Mil páginas a 3 columnas, en papel cebolla y tapas duras. El bloguero prescindió de otras compras y apostó todo su dinero a este volumen fundacional del periodismo en América (en Cuba la obra periodística de José Martí, recordó, ocupaba 10 de los 27 volúmenes de sus obras completas.)
Tras la compra súbita decidieron, en común acuerdo con el matemático, buscar una café para comentar las adquisiciones y los hallazgos del día. (El matemático, por su cuenta, había comprado una montaña entre las que destacaba Ibargengoitia, Fogwill, Taibo, Ladrón de Guevara, Cormac McCarthy.)
De camino al café encontraron a la librera de la colección gay (pelo rizado y corto, lentes de aro, faldones a cuadros). Venía transfigurada y parecía sostener una conversación en voz alta consigo misma. Los vio y los reconoció. A quemarropa, le dijo al matemático: “Invíteme un café”.
El matemático respondió: “Pues vamos”.
Se sentaron, los tres, entorno a una mesa redonda, mirando las bolsas de libros, y entonces ella fue la que habló.
Dijo que acababa de renunciar, porque el administrador de la librería había mandado levantar de la mesa de exhibiciones los libros que ella eligió sobre tema gay. Y que, para mayor agravio, los sonsacaron a su espalda, en ausencia, mientras iba al baño, lo que ni siquiera podía considerarse una censura frentera. Que ella no podía trabajar más con retrógrados y homofóbicos:
-Es increíble que un tipo como ese que se las da de culto siga vetando el tema. Es increíble que esta sociedad en pleno 2012 siga teniendo tabús y sea homofóbica. El dueño de esa colección y de toda la librería que él administra era gay, por Dios, y se dedicó a adquirir y difundir todo lo que halló sobre el tema… Yo lo conocí porque pertenecíamos al movimiento feminista y gay de Medellín en los años 70s. El centro del grupo era Zuleta [no Estanislao, aclaró, pero tampoco le pregunté cual] y otro de los miembros célebres era José Manuel Freidel, el dramaturgo. Curiosamente a Freidel y a Zuleta los mataron con una herida en el corazón… Decían que eran crímenes pasionales, pero en Medellín todos sabíamos entonces que había escuadrones homófobos que se dedicaban a exterminar gays. Medellín es la ciudad más pacata de Colombia, y aun así creamos el movimiento feminista y gay. Nos reuníamos en un bar de del centro. Lo llamaban La Bodeguita. A la madrugada bajaban la persiana y seguía la francachela. Allí fue el último lugar donde vieron a Zuleta y a Freidel antes de que los mataran. Ese libro que usted compró es de la Universidad de Antioquia que tiene una editorial muy buena. La crearon los profesores de la facultad de medicina para hacer divulgación científica y hoy publican periodismo y literatura…
-¿Y usted qué estudió: medicina o antropología?
-Ninguna de las dos; filosofía. Fui una de las primeras mujeres filósofas de la [Universidad] de Antioquia. ¿Y tú qué haces?
-Bloguero. Escribo sobre esta feria, para un periódico.
-¿De veras? Si quiere hacer un documento que sirva hasta los sociólogos sobre esta feria le voy a dar un consejo. Venga mañana, temprano, cuando empiecen a llegar los colegios. Busque un lugar estratégico y grabe con su cámara a esos muchachos. Grabe cuando pasan, en tromba, sin detenerse. Verá que nada de lo que hay aquí les interesa. Ellos son el futuro, dicen los propagandistas. Pues en el futuro a nadie le importarán los libros. Grábelos, pasan a toda, con los celulares. Lo que les interesa no está, o lo esconden. Verá lo que descubre…
Y bebieron café en silencio.

Foto: Libros Capitan Swing en Bogotá, por S.B.

Stanislaus Bhor* Blogger invitado, http://www.unahogueraparaqueardagoya.blogspot.com/

Comentarios