El Cuento

Publicado el ricardogonduq

Los amantes del terror

Los que hemos crecido en esta generación estamos acostumbrados a vivir con miedo. A entender que en las calles de ningún lugar del mundo volveremos a estar realmente seguros. Parece que en cualquier momento un carro bomba explotará o un tiroteo se va a desatar. Así nos lo recordaron con mayor fuerza en París hace algo más de cuatro meses y este martes en Bruselas; aunque pase todos los días en África o Asia. El mayor problema es que hay quienes se alimentan de ese terror.

ATENTADOS

Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

Por eso creo que en Colombia los jóvenes de hoy que estaban naciendo en la década de 1980 y crecieron con lo peor de Pablo Escobar, primero y de las Farc, después; son tan apegados en su mayoría a esa idea que privilegia la seguridad por encima de algunas libertades. Que creen que si les chuzan las llamadas -por ejemplo- con tal de mantenerlos protegidos, está bien.

Con tal de reducir al máximo los secuestros, extorsiones, tomas guerrilleras y carros bombas que eran el pan de cada día, los de nuestra generación convertimos en ídolo a quien parecía ser el único capaz de combatir esa amenaza: así hubiera además falsos positivos, violación de la soberanía de otros países o alianzas con otros ilegales. Para ponerlo en términos sencillos, muchos hasta 2010 no recordaban a otro presidente que no fuera Uribe, ni otra estrategia diferente a la de la guerra frontal contra las Farc y contra ese enemigo que tenía un solo nombre: el terrorismo.

Quizá por eso ha sido tan difícil para muchos de nuestra edad quitarse el chip de la guerra para ponerse ahora el del proceso de paz, justamente con el antiguo ‘coco’. Fueron muchos años de consolidación del discurso de la seguridad, que aún sin haberse diluido, hoy parece estar regresando con fuerza desde Europa.

Aunque el terrorismo les tocó la puerta en 2004 y 2005 a España y Reino Unido, los europeos están empezando a vivir una racha por la que Colombia ya pasó, que Estados Unidos padeció solo en un caótico día en 2001 y que seguramente nos cambiará la agenda mundial nuevamente hacia un solo tema: el del combate sin cuartel de los grupos terroristas y por ende el del negocio de las armas, que en 2015 llegó a más de 70 mil millones de dólares. Que se olvide el planeta de las preocupaciones por el cambio climático o el hambre, porque la amenaza terrorista está de vuelta.

El sonido de las balas en noviembre en París no había retumbado aún en la campaña presidencial de Estados Unidos, que aún estaba fría. En estos meses en las elecciones primarias, el terrorismo aparecía como el tercer o a veces como el cuarto o quinto problema más importante para los electores. Ese fantasma que había dejado Bush parecía haberse espantado. Pero el sonido de las explosiones hoy en Bruselas muy seguramente será el combustible para avivar las ideas de los amantes del terror. Aquí y allá.

Siempre he pensado que las Farc han sido las mejores jefes de debate de Uribe; fueron las causantes de su elección en 2002 por el fracaso del Caguán y con sus macabros actos en los años siguientes lo ‘ayudaron’ a reelegir. Con esa lógica, Al Qaeda fue lo mejor que le pudo pasar a Bush y ETA como enemigo, casi se convierte en el mejor amigo para garantizar la reelección (que no fue) del PP en España en 2004. Por eso es que el terrorismo es tan rentable para esos llamados «líderes fuertes».

Los que no se han visto la última temporada de House of Cards que no lean este párrafo. Lo anterior está muy bien retratado en la serie de Netflix, cuando Frank y Claire Underwood en busca de subir puntos para la elección, pretenden unir al país en contra del terror del «Islamic Caliphate Organization ICO», el Estado Islámico de la serie. Al punto de celebrar con una tenue sonrisa, la muerte de un ciudadano estadounidense. Será reto de los de esta generación no dejarnos meter en esa mezquindad política que representan los Underwood, pero que poco alejada está de la realidad con la lógica de “no nos sometemos ante el terror, creamos el terror”.

Con el poder que nos han dado Internet y otros medios de información, que ahora sí seamos capaces de movilizarnos para cambiar el rumbo y lograr una forma alternativa, más creativa, de combatir la amenaza fabricada o no, del terrorismo. Que no sea con más muertes ni con el enriquecimiento de los mercaderes de las armas. Que no ganen otra batalla los amantes del terror.

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