El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

LAS VÍCTIMAS DEL ÁCIDO EN EL PAÍS DE MACHITOS

quemada

Foto bajada de Internet

Mujeres quemadas con ácido. No es la primera vez que abordo este tema tan espeluznante, ya lo había hecho en el libro ¡Cuidado! Escritoras a la vista…, Ble Ediciones, 2009. Muchos de los temas allí tratados los he publicado en este blog; sobre todo lo que atañe a algunas escritoras. En este caso preciso fue el libro Quemada Viva de Souad, editado por la ONG suiza Surgir, dedicada hace años a esta lamentable y machista costumbre de los países musulmanes; en los cuales se la denomina crimen de honor. Pueden leerlo en el siguiente vínculo:

https://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/2012/02/26/quemada-viva-el-caso-de-suad/

Jineth Bedoya, la valiente periodista de El Tiempo, desvela una impresionante cifra de mujeres quemadas con ácido en Colombia -el país de machitos-; 562 víctimas de este execrable delito, y tan solo en los últimos diez años . La mayoría de estos crímenes está en la más absoluta y aberrante impunidad. A los hombres de este país, y a muchas de sus mujeres, les parece que éste no es un delito, si acaso una pena leve que no debe ser castigada con cárcel.

Supongo que los hombres que les pagan a otros para desfigurar a la mujer que ha osado decirles NO, se consideran muy machitos, muy varones, para utilizar la frase lamentable de uno de los más visibles machistas de Colombia, Uribe.

No obstante, hay que tener en cuenta que esta práctica atroz no es nueva, así apenas estemos descubriendola en nuestro país. Los crímenes en contra de la mujer son tan antiguos que ya en La Biblia vemos como a las mujeres adúlteras se les castigaba con la lapidación. La misoginia tiene raíces muy profundas, la sociedad griega y romana lo era, pero también la judía; y nosotros, que nos consideramos un país católico, hemos heredado muchos aspectos de su cultura, entre ellos el odio a la mujer.

Y la Iglesia Católica no ha hecho sino fomentarlo desde sus púlpitos. Nos ha declarado  impuras, de ahí que ninguna mujer pueda ser nombrada sacerdotisa, ni mucho menos papisa. No obstante, para ocultar el odio irracional que le producimos, se inventó, entre otros aspectos, el culto a la virginidad; aunque a decir verdad habría que buscar sus orígenes en el culto a Atenea, la diosa virgen. Varias veces he dicho, y lo sigo sosteniendo, que la figura de María nos ha hecho un daño que no alcanzamos ni siquiera a dimensionar. No sólo a las mujeres, sino a la sociedad entera. Para las religiones judeocristianas el cuerpo de la mujer es sinónimo de pecado, de culpa, es una hecatombe, es la pérdida de la moral de los hombres de bien.

Sin embargo, a la mayoría de la gente no se le ocurre alabar la virginidad masculina, ni nadie le pide a los hombres dejar de ser promiscuos, ya que serlo es considerado como una virtud masculina; e incluso creen que es un poder tan grande que no pueden ni siquiera controlarlo, como si fuesen seres irracionales que no tienen ningún  control sobre sus propias hormonas ni sobre sus propios instintos.

Colombia es un país que prefiere a hombres como Uribe, Ordóñez, Obdulio o Gerlein, enemigos de la paz y azuzadores de la violencia. Colombia es un país amedrentado por las guerrillas de las FARC y del ELN, de un lado,  y con los  paramilitares, o Bacrim, del otro; grupos violentos que se niegan a reconocer los múltiples delitos sexuales que han cometido a lo largo de esta atroz guerra. Por ello muchos hombres, que se consideran a sí mismos “muy machitos”, son capaces de arruinarle la vida a una mujer quemándola con ácido, violándola, desmembrándola, empalándola, metiéndola dentro de una maleta y tirándola luego a la basura. Crímenes que se han vuelto comunes en esta sociedad que ha perdido todo Norte y que pareciera que nunca toca fondo.

¿Cómo se mirarán al espejo los hombres que han cometido tamaño crimen? Supongo que lo hacen sin ningún remordimiento. Deben morirse de la risa, e imagino que al domingo siguiente asisten a misa y comulgan y dan gracias a la virgen y a su dios, porque el mandado les salió como ellos esperaban: borrarle el rostro a la mujer que decidió un buen día que no quería seguir con ellos. -Porque si no es mía no será de nadie más. Frase muy utilizada por los cobardes que se creen muy hombres pero que sólo son vulgares especímenes de la raza humana.

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