El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

UNA GARGOLA LLAMADA ORDOÑEZ

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La gárgola llamada Ordóñez, salida del más oscuro bestiario medieval -aunque soy consciente que al decirlo estoy insultando la labor de miles de artesanos que participaron en la construcción de las iglesias góticas-, pareciera que está dispuesta a dejar pasar a borbotones todo el odio acumulado por su ceguera religiosa, donde el fanatismo que la llevó a quemar libros, entre ellos los de Gabriel García Márquez, o a rezar el rosario cada vez que se siente atacada, o a implorar a la virgen, olvidando que ella posiblemente se sentiría más halagada si en vez de llamar al odio llamara a la paz y a la reconciliación, son su única ruta. Esa gárgola, la misma que en su tesis de grado, aunque me cuesta imaginar que esa gárgola haya pasado por una universidad, la escribió teniendo como tema principal el odio a los judíos. Es la misma gárgola que menosprecia a las mujeres, así tenga cuatro que están a su alrededor permanentemente, y hace de la homofobia una Biblia a seguir.

La gárgola llamada Ordóñez , la única que no era amiga de Quasimodo, decidió hacer proselitismo político a la mejor manera de las tradiciones non sanctas del Vaticano; se ha dejado corromper por el poder, posiblemente desde que fraguó la pira que consideraba una cruzada personal. Al imponerse como gárgola inquisitorial buscaba trepar en el bestiario y pasar del lado de las callejuelas oscuras, donde pocos peatones circulaban, a la fachada donde miles de seguidores de su siniestra y diabólica mente podrían verla y aplaudirla.

Dentro de esos seguidores había otros que si bien no seguían sus oscuras maniobras religiosas si estaban dispuestos a apoyarlo en su ambición política de convertirse en la gárgola omnipotente; uno de ellos se llama Petro -de petra, piedra-. Hoy, ese seguidor, que en su momento elogió a la gárgola Ordóñez y la ayudó a pasarse a la fachada principal, ha sido lanzado –leáse vomitado, escupido- a la nueva pira que no ha dejado de arder desde que la gárgola se ha impuesto como objetivo único  entronizar a la secta lefevrista a la que pertenece  e imponerla para lanzar al fuego eterno al Palacio de Nariño. La gárgola Ordóñez la alimenta con los fieles que le cantan letanías con tal de no ser convertidos en leña para su fuego personal. Esa gárgola está esperando, rezando, implorando, ser convertida en santa y luego pasar a ser la nueva divinidad a la que hay que pedirle milagros.

 

 

 
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