El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

LECTURA NO APTA PARA HOMOFÓBICOS

EL AZUL ES UN COLOR CÁLIDO, DE JULIE MAROH

azul

El pasado 29 de mayo se celebró en Montpellier (Francia) el primer matrimonio homosexual, y La vie d’Adèle se había llevado la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes tres días antes. Podría ser una coincidencia, lo que sí es cierto es que la incitación al odio de fanáticos religiosos, tanto de la Iglesia católica, como de la judía y la musulmana, no pudieron hacer nada para impedir que esta deuda de la sociedad para con un grupo minoritario fuera realidad. Los grupos de derecha, y de extrema derecha, en su absurda ceguera, tampoco pudieron impedirlo.

La vie d’Adèle, película del tunecino Abdellatif Kechiche, interpretada por Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos, está basada en la historieta Le bleu est une couleur chaude (El azul es un color cálido) de la francesa Julie Maroh; con la cual obtuvo el Premio del Público del Festival de Angulema 2011. Pero además ha sido  galardonada con los siguientes premios:

-Premio Esperanza de la Quincena BD de Bruselas 2008

-Premio de jóvenes autores del Salón de la BD y Artes Gráficos de Roubaix  2010

-Premio Ciudadano del Festival de Blois 2011

-Premio al mejor álbum del Festival de BD de Argel 2011

Aún no he visto el filme, pero si leí el libro,  del cual puedo decir que no me impactó, al menos en lo que se refiere a los diálogos propiamente dichos, los cuales me parecieron bastante banales, poco estructurados, alejados de toda poesía e incluso insulsos; y no es problema de la traducción, ya que lo leí en francés. Lo que sí es un verdadero logro son los dibujos que conforman el cómic y la acertada utilización del color azul en algunas de las viñetas.

El azul es un color cálido cuenta la vida de Clémentine, una adolescente de 15 años, y su despertar sexual, y la vida de Emma, la universitaria de la cual se enamora. Más allá de la historia de amor de dos mujeres, el libro narra las vicisitudes que Clémentine debe vivir para aceptarse a sí misma y ser aceptada por los demás.

A mi modo de ver hay varios aspectos que vale la pena resaltar:

-Muestra los prejuicios de la sociedad en contra de los homosexuales, el odio que este sentimiento genera, y el rechazo del que son víctimas las personas que no son heterosexuales y que osan salir del clóset.

-Muestra las fallas en la educación, ya que si bien vivimos en un mundo globalizado y con la tecnología de punta, sobre todo en el aspecto de comunicaciones, no hemos logrado comunicarnos con nuestro vecino o con nuestra compañera de clase. Pretendemos que la vida debe ser tal y cual nosotros la concebimos, sin darle espacio a la otredad, a la diferencia sexual, religiosa, ideológica o étnica.

-Muestra las fallas del hogar. Padres que sólo aceptan a los hijos si éstos replican el modelo que se espera de ellos. Padres que olvidan que cuando se trae un hijo al mundo no es para hacerlos felices a ellos, como padres propiamente dicho, sino para que el hijo sea feliz.

-Muestra el matoneo en la escuela, flagelo que azota a muchos adolescentes, independientemente de su orientación sexual.

En otras palabras, yo diría que el libro de Julie Maroh es una denuncia de una sociedad que se cree muy civilizada, pero que en realidad ha fracasado en su intento de ser humana.

Y si bien no considero que los diálogos sean elaborados, los encuentro más bien banales, y hasta sosos, otra cosa muy diferente son las viñetas. Los dibujos son de una gran pericia, logran atrapar al lector, y cuentan la historia de una forma mucho más elaborada que los textos que los acompañan.

Por otra parte la historieta de Maroh rompe con tabúes y clichés que se les han impuesto a las mujeres. Esa imagen de niña de trenzas, obediente, casta hasta en los sueños, sumisa y callada, Maroh la vuelve añicos. Clémentine, el personaje principal, busca su felicidad, es una guerrera que cuando decide algo raramente lo abandona; así sea abandonar el hogar paterno cuando se da cuenta que no la aceptan por su condición de mujer homosexual. Pero también abandona a las amigas que no la entienden y que la insultan. Busca su propio mundo, y en esa búsqueda se da cuenta que existe otro universo de inclusión donde es aceptada y amada.

En cuanto a la banalidad de la historia, entre otros aspectos, me parecieron bastante flojas las escenas de celos, pero también el deseo de posesión del otro, el deseo de adueñarnos de la persona amada, olvidando que cada ser humano es libre e independiente y que amar no significa dejar de ser libre. Me parece bastante patético reproducir el modelo de parejas heterosexuales y de todos los traumas que algunas de ellas llevan en sus hombros y en sus vidas. Me hubiese gustado que la historia narrase una forma diferente de vivir el amor, pero me doy cuenta que ni siquiera las personas que rompen con los esquemas que la sociedad patriarcal y la religión, en este caso preciso la católica, les han impuesto, son capaces de asumirse como seres libres y capaces de comprender que el ser amado también tiene sus propias fragilidades, porque también es un ser humano, que tiene virtudes pero también defectos.

Nota: En El Hilo de Ariadna publiqué un comentario sobre otra historieta, Persépolis, de la iraní Marjani Satrapi, por si les interesa leerlo.

https://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/2011/10/09/marjane-satrapi/

 

 

 

 

 

 

 

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