El Blog del Cerebro

Publicado el Virginia Rojas Albrieux

Neuroplasticidad

Nuestros cerebros organizan la totalidad de nuestra experiencia. El mejorar el funcionamiento de nuestro cerebro es un paso decisivo hacia lograr la vida que queremos, porque los verdaderos cambios se logran de adentro hacia afuera. Si logramos alterar nuestras conexiones neuronales, entonces estaremos cambiando nuestra fisiología y nuestra experiencia psicológica. Pero, ¿es esto posible?
El cerebro no es un órgano ni predeterminado ni inmodificable, sino mas bien, un órgano de adaptación. El cerebro es construido y esculpido una y otra vez, neurona por neurona, a partir de una mezcla interactiva entre nuestra programación genética y las influencias ambientales. A su vez, el moldeamiento arquitectónico de cada cerebro determina el perfil de todas nuestras experiencias. Este principio puede ser entendido como un circuito sin fin, que se retroalimenta permanentemente.
Las neurociencias se encargan precisamente de estudiar el funcionamiento y la organización del cerebro y el sistema nervioso central en general, de cómo los diferentes elementos en este interaccionan y dan origen a la conducta, y cómo es que las experiencias reconstruyen a este cerebro una y otra vez.
El revolucionario descubrimiento de que el cerebro humano es asombrosamente plástico a lo largo de todo el ciclo de vida y que puede ser transformado, sin necesidad de una intervención quirúrgica o medicamentos, es muy reciente.
Reversar el daño que nuestros cerebros puedan haber experimentado, o estén experimentando es posible. Por cientos de años la ciencia y la medicina creyeron que, al culminar la infancia, el cerebro solo volvía a cambiar para iniciar un largo proceso de declive, y que cuando las neuronas no se desarrollaban adecuadamente, o cuando se lesionaban, o morían, no podían ser remplazadas. Tampoco se creía que fuese posible que el cerebro pudiese alterar su estructura y hallar un nuevo patrón de funcionamiento si se genera un daño en alguna de sus partes. Prevaleció por muchísimo tiempo el paradigma de un cerebro inmodificable, con circuitos y redes permanentes diseñadas para desempeñar una función específica incambiable; una máquina gloriosa y capaz de hacer cosas extraordinarias, pero incapaz de cambiar o crecer (y por ende, un ser humano igualmente incapaz de cambiar y crecer).
Todos estos paradigmas, para nuestra ventaja, pertenecen al pasado.
En mi artículo «Podemos hacer algo por nuestra salud cerebral» desarrollo algunas ideas sobre cómo mejorar el potencial del cerebro: https://blogs.elespectador.com/elblogdelcerebro/2012/05/15/podemos-hacer-algo-por-nuestra-salud-cerebral/

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