300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

Estrés hídrico

El término es relativamente nuevo. Se habla de estrés hídrico cuando la demanda de agua supera a la cantidad disponible; y hablamos, nada menos, de una situación que cotidianamente se repite en la vida de miles de millones de personas que no cuentan con los medios para acceder al agua potable.

Este estrés puede ser provocado por condiciones climáticas, caprichos inevitables del tiempo meteorológico que posterga una estación seca causando todo tipo estragos, necedades del medio ambiente que exagera al desatar sus torrenciales ocasionando el desbordamientos de riachuelos durante estaciones lluviosas.

Pero sin duda el estrés al que hoy nos vemos expuestos tiene que ver más con un trastorno causado por nosotros mismos. Las muchas formas en las que estamos contaminando nuestro planeta han conseguido alterar un orden que nunca había sido saboteado por ninguna especie, como sucede hoy con la nuestra.

Estamos rompiendo esa relación natural con nuestro entorno, y distanciándonos cada vez más de una consciencia activa que nos conlleve a resarcir nuestros daños. Aumenta la demanda a la par que se agotan los recursos. El número de personas aumenta y la disponibilidad de agua no logra -por falta de iniciativa, desorden o codicia- cobijar a este número creciente de seres humanos.

Los principales motores gubernamentales proyectan reducir la escasez de agua a nivel mundial; hoy una de cada cinco personas no goza del derecho fundamental del agua, y se ven obligados a padecer un tipo de estrés que no acosa a gran parte de la humanidad.

Por esto mismo es que nosotros -los privilegiados a los que les basta abrir la llave del grifo para ver correr el agua- no logramos crear aún una consciencia respetuosa y solidaria con la realidad que padecen a cada momento tantas personas de todas las condiciones y de todo el mundo.

Fuente: consumer.es / ecologiaverde.com

 

Ilustración: hidrojing.com

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