La instrumentalización que ha sufrido el concepto de la democracia, ha llevado a la deformación de su verdadero contenido semántico. La aceptación de procedimientos formales para describirla, ha conducido a que su significado se vea representado en numerosas sociedades con historias recientes conflictivas. En el mundo, el más claro ejemplo de implementación fallida de formas institucionales formales, desprovistas de las complejidades del contexto social, tuvo lugar en el África. Las estimaciones equivocadas de que la democracia significaba la implantación de instituciones occidentales, llevo al proceso más caótico de desorganización civil de la historia.
Tras el final de la guerra fría, los procesos exploratorios más excepcionales de democracia moderna se produjeron en los países escandinavos y bálticos. Aun cuando la democracia sea aún un vocablo por definir, el conocimiento de otras realidades políticas permite ampliar el horizonte de su significado.
En países como Suecia, los parlamentarios se alojan durante su labor congresional en apartamentos personales de dimensiones promedio al del resto de la ciudadanía (algunos hasta de solo 40 metros cuadrados), sin lujos ni privilegios. Muchos pueden compartir electrodomésticos con otros inquilinos, carecen de secretarios o ayudantes particulares, se movilizan en transporte público y no tienen derecho a automóviles otorgados por el estado.
Finlandia tiene un ministerio exclusivamente diseñado para aprobar iniciativas enteramente ciudadanas, cuyo tránsito al gobierno central se confirma con la consecución de 50.000 firmas en línea o vía impresa. El país cuenta con ciudadanías homogéneas culturalmente, que se apropian de normas civiles basadas en principios comunes de convivencia que se conservan formacional y mediáticamente.
Suiza tienes esquemas de democracia directa que permite una acción política copiosa de la ciudadanía en los asuntos de cada cantón. Los residentes se reúnen periódicamente al aire libre a votar directamente sobre asuntos que varían desde políticas de transición energética nacional, hasta el diseño urbano local. Así, un ciudadano Suizo vota iniciativas cantonales o nacionales en promedio cuatro veces por año. El gobierno nacional está compuesto por 7 representantes políticos elegidos por el parlamento. Con la necesidad de 50.000 firmas, los llamados a referendo nacional son formalizados ante el parlamento.
Durante las últimas décadas, casos de gobernanza colectiva han sido implementados con éxito en Austria, Canadá y Australia (Parlamento ciudadano). Los parlamentos ciudadanos son cuerpos consistentes en la selección aleatoria de personas, reunidos en sesiones temporales para debatir temas que ulteriormente deben ser aceptados por las instituciones formales. Además de permitir la participación activa de la ciudadanía, los parlamentos ciudadanos per miten la educación política y cultural de la sociedad, generando transiciones deliberativas de las formas congresionales o ejecutivas, a la población civil.
En los últimos años, de manera profusa, países Bálticos tales como Lituania o Letonia , han incrementalmente explorado formas de participación política ciudadana a través de la tecnología, haciendo uso de plataformas en línea. A la fecha, junto con países más desarrollados económicamente, tales como Alemania, Checoslovaquia o Suiza, el uso de plataformas tecnológicas en la deliberación ciudadanía esta paulatinamente encausándose hacia rumbos inusitados.
Entender la democracia como la existencia de instituciones formales, es uno de los más difundidos errores políticos. Las formas democráticas son consustanciales a la evolución de todo experimento de organización civil. La coordinación del orden político a través de procesos comunicativos, de interacción y consenso común. Más que un aparato institucional, la democracia es un constructo dialógico y cultural perfectible.
Renny Rueda Castañeda
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