El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

Popole: un refugiado que hace historia doble en Río

Popola

El yudoca de RD del Congo gana corazones entre los refugiados y brasileños con la difícil historia de triunfo sobre la adversidad.

Por ACNUR

Cuando la imagen de Popole Misenga apareció en la pantalla gigante, la multitud que esperaba, explotó emocionada.

Gritos, canciones y cantos de apoyo penetraron el pesado aire mañanero en Río de Janeiro.

“Vamos Popole, vamos Popole”, cantaban al unísono.

Era una imagen que la audiencia en el centro comunitario apenas podía creer: un refugiado como ellos, viviendo en Brasil, y compitiendo en los Juegos Olímpicos, el pináculo de los logros deportivos.

A través de su vida, Popole ha desafiado los pronósticos

Para ellos, él no podía hacer nada mal. El solo hecho de su participación era oro. Pero a través de sus 24 años de vida, él ha desafiado los pronósticos. Y estaba determinado a hacerlo de nuevo. Esta fiesta estaba lejos de terminar.

Vestido estratégicamente en una toga de yudo azul, se inclinó ante su competidos, el experimentado Avtar Singh, de India. Un silencio intranquilo cayó sobre la audiencia.

A medida que el combate se desarrollaba, y Popole evadía con éxito los intentos de su oponente de ganar ventaja, la emoción aumentaba y el ruido de la audiencia crecía.

De repente, después de una serie de vueltas y giros, terminó. Popole había ganado. La multitud enloqueció. Los niños bailaban, las mujeres lloraban y ululaban, los hombres tocaban los tambores y se abrazaban.

“No estoy feliz, estoy encantada”, dijo Christine Kamba, una joven madre que llegó a Brasil hace solo 10 meses. “Lo conozco, todos lo conocemos. Es nuestro amigo. Él pelea por nosotros”.

Popole, que es originario del conflictivo este de la República Democrática del Congo, solo había ganado el pase a la siguiente ronda, y sería eliminado en su siguiente combate contra el campeón mundial, pero él había hecho historia.

“Pensé que nadie me alentaría. Después vi que todo Brasil me apoyaba. Me puse emocional. Sentí algo que venía desde adentro: yo necesitaba ganar esa primera pelea. Y gané”, dijo Popole al ACNUR después de la pelea.

De hecho, él hizo historia dos veces en una semana. La primera, como miembro del primer Equipo de Refugiados que participa en los Juegos Olímpicos. Segundo, como el primer Atleta Refugiado que pasa a la segunda ronda.

“En el segundo combate, me enfrenté al campeón mundial. Pero volveré después de los Juegos Olímpicos para ganar una medalla. Vendré por este campeón y ganaré”, añadió, antes de prometer continuar con su entrenamiento. “Estoy muy feliz. Mi nombre ya hizo historia en estos Juegos. Quiero competir más. No pararé”.

La mayoría del centro ha tenido poco que celebrar en estos últimos tiempos. Ellos han huido del conflicto y la persecución a un futuro incierto, han perdido familia y amigo, y en ocasiones, la esperanza. Como los refugiados y otras personas en todo el mundo, ellos llevan al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados dentro de sus corazones.

Los 10 miembros, que fueron llamados por el Comité Olímpico Internacional con el apoyo de la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, ha ganado admiradores en todo el mundo, no solo por darle una oportunidad de alto nivel a las personas sin representación, pero como símbolo de esperanza y triunfo sobre la adversidad.

Popole y su compatriota Yolande Mabika, quien luchó antes y perdió, fueron especialmente importantes para esta multitud. La mayoría de los cerca de 1.000 refugiados de RDC en Río de Janeiro han pasado por este centro de apoyo, que esta administrado por la agencia implementadora del ACNUR Caritas.

“Todos tienen problemas de adaptación, idioma y trauma, y los ayudamos lo más que podemos. Los apoyamos en sus necesidades básicas y las ayudamos a ponerse de pie de nuevo”, dijo Diogo Felix, organizador de Caritas.

En 2013, Yolande y Popole vinieron a Río a competir en el Campeonato Mundial de Yudo. Su entrenador confiscó sus pasaportes y les dio acceso limitado a comida, como lo hacía en cada campeonato fuera del país.

Alimentados por esos años de abusos, ellos huyeron del hotel y caminaron por las calles buscando ayuda. Y terminaron en el centro. Aquí, encontraron amigos y apoyo y sus vidas han recomenzado lentamente.

“Aquí todos somos solo uno. Ellos pelearon por nosotros y por todos los refugiados. Mostraron lo que se puede hacer”, dijo Charly Kongo de 35 años, uno de los primeros que llegó al centro hace 8 años. Ahora él trabaja en un hotel local. “La vida ha sido dura, pero Caritas y el ACNUR me han ayudado a ponerme en pie de nuevo”.

Popole también es popular entre los brasileños. Muchos jóvenes pobres se han identificado con su historia. Él conmovió a las personas cuando rompió en llanto en una conferencia de prensa, recordando que no ha visto a su familia inmediata por más de 18 años, desde que fue separado de ellos por la guerra, y estuvo solo escondido en el bosque por ocho días.

Su entrenador Geraldo Bernardes, que también entrena al equipo brasileño, dijo que se siente orgulloso de estar involucrados con el Equipo de Refugiados.

“Él salió de la arena con una medalla en su pecho. Y yo gano una medalla de oro, una medalla social en mi pecho…Brasil está dando un ejemplo en estos Juegos, de cómo recibir a las personas que sufren tanto y se enfrentan a desigualdades”, dijo.

*Esta es otra colaboración entre Acnur y el blog El Meridiano 82.

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