El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

Colombianos beneficiados con reasentamiento solidario en Uruguay

Otra entrega de la colaboración entre el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y El Meridiano 82.

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Por Andrew Galea Debono desde Quito, Ecuador.

Cuando su hijo desapareció, la familia Gómez* no sabía dónde buscarlo. Después de mucho tiempo, con la ayuda de información recibida de manera anónima, encontraron el cadáver descompuesto del joven de 19 años. Fue asesinado por un grupo armado irregular debido a su oposición a ser reclutado.

“Aunque era muy difícil ver a nuestro hijo en ese estado, queríamos darle un entierro digno y no dejar su cuerpo allá botado como si fuera un animal”, dice el padre.

Allá para desenterrarlo estaban sus dos padres y sus dos hermanas; la más joven tenía tan sólo 12 años. Su hermano no quiso estar presente, quería recordar al joven con vida. Su madre cuenta, por su lado, el drama por la desesperación que sentía en ese momento: “Sentía que me volvía loca. Quería gritar, salir corriendo; era un dolor demasiado fuerte. Algo que nunca había sentido, ni le deseo a nadie. Seguía siendo mi niño, siempre cariñoso con todos”.

La dura experiencia acarreó a la familia una persecución continua por los grupos armados irregulares, que les llevó a huir de Colombia para buscar refugio en Ecuador. Es en este contexto donde los Gómez, al igual que otras familias de refugiados colombianos, han encontrado la posibilidad de empezar una nueva vida en paz, pero sin tener que aprender un nuevo idioma o confrontarse con una cultura tan distinta de la suya. Y ello gracias a la iniciativa de varios países de América Latina de acoger a familias refugiadas desde Ecuador, donde debido a la cercanía con Colombia u otros problemas, no pueden vivir con tranquilidad.

A través del plan de ACNUR llamado “reasentamiento solidario”,  los países de América Latina han manifestado el interés en potenciar la cooperación sur-sur a través de la acogida a refugiados colombianos. Y con ello hacen hincapié en la trascendental importancia de la solidaridad entre los países de la región para ofrecer a estas familias nuevas oportunidades de vida.

Desde ese compromiso, en Agosto de 2014 Uruguay ofreció la posibilidad de reasentar a dos familias de refugiados colombianos desde Ecuador. La familia Gómez fue una de ellas; y en diciembre de ese año realizaron su viaje.

Como pude comprobar en un reciente viaje a Uruguay, los Gómez se sienten felices con esta nueva  oportunidad de vida. El gobierno del país les ofrece apoyo por dos años con el arriendo de pequeñas casas nuevas con un jardín y reciben un sueldo cada mes durante el primer año. También han recibido un apoyo financiero para comprar útiles para la casa. Con el apoyo de una trabajadora social, están haciendo su mejor esfuerzo para integrarse en Uruguay. Algunos miembros de la familia han encontrado trabajo; otros esperan el reinicio de clases para logar el sueño de ir a la universidad. Incluso han podido ahorrar algo del sueldo y han comprado una pequeña moto para movilizarse.

“Los vecinos uruguayos han sido muy amables con nosotros, nos tratan casi como si fuéramos familia”, destaca Camilo*, el cabeza de hogar de los Gómez. “Mi nieta juega con los hijos de los vecinos”, explica, y señala que los hijos más grandes y los padres, incluyéndose, salen con los vecinos adultos. “Aquí no nos hemos sentido discriminados”.

Dicen que en el país el costo de la vida es alto, pero que, sin embargo, pueden vivir con dignidad. “Cuando podamos trabajar duro, aprovecharemos esta oportunidad; y también después iremos ahorrando. Además, aquí nos sentimos tranquilos y seguros”.

La historia de los Gómez constituye un ejemplo inspirador, aunque todavía escaso. Si bien América Latina ha reiterado su compromiso de contribuir al reasentamiento solidario, por el momento, aún permanece por debajo del diez por ciento de las 12.000 personas sometidas a reasentamiento desde Ecuador los últimos diez años.

Para personas que, durante su vida, han conocido el extremo sufrimiento y el dolor, la solidaridad regional cristalizada en forma de reasentamiento les ha abierto una nueva puerta. De esperanza, de oportunidades para poder pensar en su futuro.

*Los nombres han sido cambiados por razones de protección.

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