El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

¿Y QUE TAL SI EN LUGAR DE PRODUCTO INTERNO BRUTO HABLAMOS DE FELICIDAD NACIONAL BRUTA?

Por: Oscar Eduardo Reyes

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En un escondido país en medio de los Himalayas, se decidió hace más de treinta años que el modelo económico y la política del país debía dar prioridad al verdadero bienestar de sus habitantes y no estar en función únicamente del consumo y la acumulación de bienes y dinero.

A propósito del fallecimiento del escritor uruguayo Eduardo Galeano, de su poema El derecho de Soñar, quiero recrear un fragmento de esta utopía literaria. En particular, dice así:  “Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible……los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas”. De acuerdo a esto, algunos podemos calificar de infame el mundo y la sociedad en que vivimos, otros quizás sean más optimistas, pero si merece la pena imaginar otro mundo posible y sin necesidad de clavar los ojos; un mundo posible en la realidad.

Esta es la historia de un rey en una lejana dinastía, quien decidió hacer a un lado las formas tradicionales de medir la economía de un país como seguro sugerirían el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial o algún gobierno. En su lugar, este peculiar personaje decidió sustituir el Producto Interno Bruto (PIB) por un indicador que permitiera medir el bienestar de su pueblo en función de la felicidad de sus habitantes y no como resultado de cuantos bienes materiales o dinero puedan acumular. Esta historia aunque parezca de fantasía, es real. Aquel lejano y extraño lugar es un país en medio de los Himalayas llamado Bután, y el excéntrico rey es Jigme Singye Wangchuck, más conocido como el IV rey dragón.

Continuando con la historia, la dinastía Wangchuck ha estado presente en Bután desde 1907. En 1974 tras el fallecimiento de su padre, y con tan solo 17 años de edad, es Jigme Singye Wangchuck quien se convierte en nuevo rey de Bután. El cuarto rey de la dinastía y uno de los monarcas más jóvenes en la historia de la humanidad.

Su coronación como nuevo monarca de Bután se produjo un junio de 1974.  Cuando nadie lo esperaba, en pleno discurso de coronación, el aún infante pero nuevo monarca pronunció la solemne frase: “La felicidad nacional bruta (FNB) es más importante que el Producto Interior Bruto”. Pues bien, clavemos ahora si los ojos por un momento ¿Acaso en qué país del mundo conceptos tan gloriosos como el PIB, la inflación, etc. terminan relegados al campo de lo inútil? Pues en Bután desde aquel 1974 la política y el modelo de desarrollo del pequeño y lejano país comenzaron a ser dirigidos cada vez más  por el indicador FNB. La lectura del indicador FNB no se basa en el consumo ni en la acumulación de bienes sino más bien en lo felices que puedan ser los habitantes del país.

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Fuente: Escuela de artes tradicionales de Timbu.

Pero bueno, ¿Qué es acaso el indicador FNB? Abordemos un poco más de cerca este concepto. El indicador FNB hace las veces del Producto Interior Bruto (PIB) conocido por nosotros. Pero precisamente diferente al PIB, el indicador FNB se concentra en cuatro grandes ejes:

1)      El desarrollo económico sostenible y equitativo

2)      La preservación y promoción de la cultura

3)      La conservación del medio ambiente

4)      El buen gobierno

Ahora bien, el vicio de muchos economistas hoy en día es que nos hemos lanzado como en caída libre hacia la modelación y la teoría, a tal punto que le hemos perdido el rastro a la realidad de nuestra sociedad, que en últimas debe ser nuestro objeto de estudio. Ronald Coase podría resumir bastante bien este fenomeno: “Con los años la economía se ha puesto cada vez más abstracta y divorciada de los acontecimientos del mundo real. Los economistas, como norma, no estudian el funcionamiento del sistema económico. Teorizan sobre él” De ahí la relevancia de este tipo de lejanas manifestaciones que han llamado la atención de grandes personalidades académicas como  Joseph E. Stiglitz y Amartya Sen o de políticos influyentes como Nicolás Sarkozy y Gordon Brown.

Considero que como científicos sociales necesitamos recuperar la imaginación perdida, salir más a la calle, revelarnos de vez en cuando contra paradigmas establecidos. Necesitamos conocer más de nuestra sociedad, salirnos del refugio de los supuestos y darnos un paseo de vez en cuando por los guetos del escepticismo.

De manera que si merece la pena clavar los ojos por un momento y hacernos un juicio y preguntarnos a dónde estamos llevando la economía como ciencia precisamente social.  Creo en el carácter científico social de la rama que represento, pero vale la pena a la vez que la economía crece como disciplina científica, que no pierda el rastro de la sociedad y del mundo que habitamos. Jigme Singye Wangchuck sin ser economista fue consciente de esto y generó grandes cambios a los habitantes de su país.

https://www.youtube.com/watch?v=7Zqdqa4YNvI (Fuente: WWW.MortenSonderGaard.com)

Datos curiosos:

  • Cuando su país se vio amenazado por los rebeldes separatistas de Assan fue él mismo, como rey, quien encabezó el frente de batalla para defender a su pueblo ¿Algún parecido con la realidad?
  • La democracia llegó a Bután como instrucción del rey y no como resultado de estrepitosas guerras y revoluciones por parte del pueblo.
  • Jigme Singye Wangchuck Tiene 4 esposas, todas ellas hermanas y con las cuales tiene 10 hijos (Nota: Todas ellas son felices y viven en paz y armonía).
  • Jigme Singye Wangchuck fue[JB1]  escogido en 2006 como una de las 100 personalidades que están transformando nuestro mundo según la revista TIME.

 

 

 

 

 

 

 

“Las opiniones de este artículo comprometen únicamente al autor, y no necesariamente representan la opinión del Blog”


 [JB1]Especfica nuevamente quién.

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