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Publicado el jmaldonado

Sobre el fin de la década I

Portada del álbum de John Adams, ganador de tres premios Grammy y un Premio Pulitzer en 2003.
Portada del álbum de John Adams, ganador de tres premios Grammy y un Premio Pulitzer en 2003.

Falta mes y medio para que se acabe la década. Y críticos y especialistas andan con los motores al cien para emitir sus veredictos sobre cuáles han sido y serán, para la historia, los temas y los álbumes que marcaron estos primeros diez años del siglo XXI.

Allmusic.com y Rolling Stone anunciaron que trabajan arduamente en el tema, y Amazon.com ya comenzó a recopilar el sentir de sus usuarios. Sin embargo, Bob Boilen, de National Public Radio, les ha sacado a todos ventaja, y la semana pasada publicó con su equipo la lista de los 50 álbumes más importantes de la década.

Grata sorpresa: nombres como Sigur Ros, LCD Sound System, Animal Collective y The Arcade Fire.

Ingrata sorpresa: la ausencia inexcusable del álbum Gulag Orkestar, de  Beirut.

Extraña sorpresa: los únicos dos discos latinos que clasifican en la selección son Fíjate Bien, de Juanes, y Oral Fixation 1., de Shakira.

Intrigante sorpresa:

Entre la cantidad de nombres del indie, lo electrónico, el pop y el rap, géneros que marcaron con certeza el alma de esta década (que comienza oficialmente con la caída de las Torres Gemelas, el 9.11.01, y termina con la subida al poder de Barack Obama), se encuentra un nombre peculiar y discordante.  Se trata de John Adams.

Heredero del minimalismo de Seteve Reich, Adams pasó las últimas dos décadas de siglo XX componiendo óperas y piezas memorables, muchas de intenso carácter político y social, como Nixon en China, una metáfora de las paradojas del liderazgo norteamericano en la Guerra Fría y La muerte de Klinghoffer, sobre el secuestro de un barco italiano  en 1985 por parte de la Organización para la Liberación de Palestina, y por el cuál sería acusado de apologizar el terrorismo.

En 2002, y por encargo de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, el músico  comenzó a recoger fragmentos de frases y expresiones de las víctimas del atentado contra las Torres Gemelas y sus respectivos familiares. Fue un trabajo lento, que implicó horas de caminatas entre las ruinas del Wall Trade Center y la revisión de los archivos de prensa que recreaban las últimas conversaciones sostenidas dentro del edificio y dentro de los aviones momentos antes de la catástrofe.

“Extraviado”,  “era un día bonito”, “nunca serás olvidado”, “era alto, muy atractivo y las chicas nunca me hablaban cuando él estaba cerca”…, todos los mensajes recogidos por Adams fueron después ensamblados en una “atmósfera musical”, sin grandes giros ni vértigos, sin pomposas introducciones y apoteósicos desenlaces, ejecutada por una orquesta y dos coros: uno de 90 adultos y otro infantil, que fue estrenada el 19 de septiembre de 2002.

“Quise lograr en términos musicales el mismo tipo de sentimiento que uno tiene cuando entra a una de esas viejas y majestuosas  catedrales en Francia o Italia”, dijo Adams en una entrevista. “Cuando entras a la Catedral de Chartres, por ejemplo, experimentas de inmediato un sentimiento otromundano. Sientes que estás en presencia de muchas almas, generaciones sobre generaciones, y sientes una energía colectiva como si todas estuvieran congregadas o reunidas en ese mismo sitio. Incluso si estás acompañado por otras personas, o si la catedral está llena de turistas o feligreses, uno se siente solo con sus pensamientos, enfocado de una manera extraordinaria y espiritual”.

Así, con la “memoria musical” de Adams, arrancó la década. Esa que ya se terminó. ¿O no?

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