El Mal Economista

Publicado el andressastre

¡Gracias totales, Alcalde Petro!

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Petro

 

FOTO: Diario ADN

“( …) la izquierda en Colombia es como esa vecina que ve todos los problemas del barrio con una perspectiva muy Clara, pero no es capaz de organizar ni un bingo comunal.”

Hoy, cuando existen tantos temas para hablar sobre la coyuntura económica, he decidido quitarme el sombrero de economista y escribir sobre Bogotá. Lo hago asumiendo la responsabilidad asociada a hablar de política cuando se está alejado de ella y reconociendo que hay tantos fenómenos económicos a los que podría dedicarles algunas líneas de superficial e inexperta opinión. Para no ir muy lejos, estamos en un país con presiones inflacionarias moderadas asociadas a la depreciación de su moneda frente al dólar (en parte), que se enfrenta un reto fiscal impresionante para financiar el postconflicto, proyectos sociales y obras de infraestructura mientras padece menores ingresos fiscales y una pobre gestión económica local y regional, entre otros tantos fenómenos.

Sin embargo, dedicaré estas líneas a darle las gracias al maravilloso Alcalde Mayor de Bogotá, el Señor Don Gustavo Francisco Petro Urrego. Se trata de un verdadero martir de la democracia, un innovador perseguido por “el establecimiento, los medios y las mafias”. Un individuo que nos demostró que para ejercer un cargo de elección popular no se requiere de vocación de servicio sino invocar un enemigo común, mitad real mitad imaginario, y gobernar combatiéndolo. El escenario de corrupción en el que nos sumieron los hermanos Moreno y los primos Nule fue el detonante del ascenso de un político honesto y abierto enemigo de la ilegalidad. Sin embargo, su intachable hoja de servicio como líder opositor no lo exime de haber sido un pésimo Alcalde Mayor con una evidente incapacidad gerencial, falta de liderazgo y exceso de arrogancia.

En 3 años y 8 meses de gestión (antes de descontarle destituciones, viajes a Europa y horas en twitter), el Señor Petro nos ha mostrado algo que parecía imposible cuando inició su mandato: que Bogotá podía caer en un peor escenario que el entregado por la fallida administración Moreno. Así que debemos darle las ¡GRACIAS INFINITAS! Porque les ha ahorrado, a quienes simpatizan con otras vertientes políticas, la necesidad de demostrar que la izquierda en Colombia es como esa vecina que ve todos los problema del barrio con una perspectiva muy Clara, pero no es capaz de organizar ni un bingo comunal.

Como ya lo mencioné, el Señor Petro resulto electo Alcalde como consecuencia de su notable ejercicio como Senador y su exposición como candidato presidencial. Sin embargo, como la Alcaldía de Bogotá se asume como un premio de consolación para quienes no alcanzan el Palacio de Nariño, su desempeño ha sido pobre en general y ha estado marcado por la incitación a una mediocre versión de la lucha de clases, fomentando un cierto descontento popular hacia los grupos de ciudadanos de posición económica privilegiada. Lo más inteligente del caso, es que el señor Petro ha concentrado su gestión en una parte de Bogotá que, debido a factores más complejos que la existencia de ricos y pobres, carece de acceso a servicios básicos, educación y bienestar social.

Lo anterior no quiere decir que me oponga al desarrollo de proyectos de gobierno que busquen cerrar las brechas de acceso a servicios básicos a las comunidades de menor ingreso. Este quizás sería un hecho rescatable si la Administración de Bogotá no estuviera marcada por la improvisación e incapacidad de escuchar consejo experto. A lo que realmente me opongo es  al propósito de disfrazar una pobre gestión en materia de seguridad, infraestructura de transporte, educación, desarrollo empresarial y entorno urbano con un conjunto de decisiones tomadas a la ligera.Decisiones que prometían mejorar las condiciones de vida de los más pobres, aunque muchas de ellas son económicamente insostenibles y contrarias a una visión de planeación urbana de largo plazo.

Hoy por hoy, Bogotá se encuentra completamente transformada en una caótica urbe donde se ha perdido el espacio público (recuperado por las administraciones independientes de centro derecha), el sistema de transporte masivo resulta tan inseguro como la misma Calle 19 con Carrera 10, los experimentos de movilidad bloquean vías fundamentales como la Carrera 7 o la 11, los constructores no consideran atractivo edificar o invertir en finca raíz y los impuestos locales, como es el caso del predial, resultan impagables para cientos de ciudadanos cuyo único activo es su casa.

Al señor Petro lo eligieron para gobernar a la ciudad de Bogotá y atender todos sus problemas, no solo los de los habitantes de la 26 hacia el sur. Así que sería oportuno recordarle al próximo Alcalde o Alcaldesa, que la ciudad va desde la más modesta casa en la localidad de Ciudad Bolívar hasta el mismo Palacio de Nariño. Por lo pronto, no queda más que jugar cara y sello para definir quién será el próximo Alcalde de Bogotá, porque como están las cosas la ciudad volverá a ser el premio de consolación de los perdedores en las elecciones presidenciales anteriores.

 

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