Por Daniel I. Alfonso
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Aprovechando que es el día de amor y amistad quiero hacer una reflexión sobre la relación que tiene la sociedad moderna con la minería. Mientras me encuentro realizando un trabajo mucho más académico sobre el futuro de la sociedad y el papel que cumple la minería en ella me gustaría unir dos actividades que realicé hace poco. Una de estas fue la III Conferencia Metalogénica de Campo «Luis Daniel Saenz“, impulsada por el Capitulo Estudiantil de Geología Económica de la Universidad Nacional de Colombia en colaboración con la Society of Economic Geologist (SEG) junto al New Mexico Institute of Mining & Technology. La otra fue ver “Colombia Magia Salvaje” el pasado fin de semana. La conferencia consistía en una visita a los depósitos de clase mundial tipo Pórfido de Cobre – Molibdeno, Skarn y Epitermal, en el suroeste de los Estados Unidos de América y la película, de aproximadamente 90 minutos, consistía a grandes rasgos en mostrar con imágenes sorprendentes las maravillas naturales con las que cuenta Colombia.
En este momento se preguntarán, ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Bueno la verdad es muy sencilla. Al principio de la película se muestra la importancia de los páramos colombianos por ser las fuentes de nacimiento del agua que necesitamos para vivir, situación que es comúnmente mencionada en las protestas de grupos ambientalistas contra explotaciones mineras en estos ecosistemas que son considerados de gran fragilidad. Desde ese momento pensé que la película tenía un claro guiño hacia este tema pero no sólo refiriéndose a la minería, sino también a la ganaría y a la agricultura. Opinión que me quedó más clara días después al ver comentarios en la W y la FM sobre oyentes que la habían visto y mostraban su inconformismo sobre la explotación de los páramos, eso sí, sólo mencionando la minería.
La relación entre la sociedad y la minería se ha venido deteriorando con el paso de los años donde la primera siempre es la malvada del paseo. Ya sea para bien o para mal la sociedad moderna depende si o si de la minería tal y como depende de la agricultura y la ganadería. Teniendo estas últimas más impacto ambiental que las mismas explotaciones (manteniéndome en el ámbito de las legales). Es aquí donde entra a jugar el viaje a las minas de Estados Unidos donde pude observar y analizar cómo se puede realizar esta actividad de una manera con impacto ambiental (no voy a decir que 0 porque estaría mintiendo) con cierres de mina que minimizan el mismo. El uso de materiales orgánicos y la creación de proyectos con el material removido y procesado es posible, se pueden hacer incluso montañas en donde la ganadería es posible y lo digo porque lo vi. El único problema es que la sociedad como muchas novias y novios, es impaciente y este proceso de cierre de mina puede durar entre 15-25 años, algo inaceptable para una cultura que quiere todo de manera inmediata tal y como se ha demostrado en el auge de las pirámides y multiniveles.
Como les comenté, en mi siguiente entraba mostraré mucho más a fondo como estas experiencias me han dado los datos y las herramientas para hablar de un futuro minero, pero hoy siendo día de amor y amistad sólo quería mencionar la relación de necesidad, odio y amor que tiene la sociedad colombiana con la minería. Escuchando los comentarios en la W no podía dejar de decirme que el celular con el que estaba llamando para hacer comentarios en contra de la minería no podía haber existido sin la misma, siendo esto una clase de hipocresía e ironía. La persona amaba su celular, las redes por las que llegaba su mensaje a los micrófonos que lo comunicaría a toda la radio-escucha pero odiaba el medio con el que todo esto había sido posible.
Al igual que la minería, la ganadería y la agricultura también tienen un impacto ambiental y también son vital para la supervivencia de la sociedad. Sin embargo uno nunca ve que las ataquen de igual manera, toda vez que estas tres actividades se realizan en un 80% de las veces manera errada o ilegal en Colombia. No es que la minería sea menos antigua que las otras dos, históricamente la minería en este país tiene toda una tradición, como se puede ver en muchas partes de la sabana en donde no es difícil encontrar familias que se han dedicado durante generaciones a explotar pequeñas minas familiares. Pero contrario con las demás, solo a la minería se le hace cuenta de cobro por sus efectos ambientales mientras que daños como la devastación de bosque de las zonas cafeteras, uno de los peores crímenes ecológicos en el país, pasan desapercibidos. Este sucedió cuando se decidió cambiar el cultivo de café nativo colombiano por arábigo siendo el segundo de mayor productividad por hectárea pero necesitando la erradicación del bosque nativo porque dicho grano no podía recibir sombra.
Y así hay muchos otros ejemplos como la masacre de suelos que se da por la ganadería extensiva pero… ¿Quién pelea con la comida? Bueno aunque no se crea para tener la vida que tenemos; un hogar, un teléfono, un televisor, un aula educativa, una bicicleta y así sucesivamente, fue necesaria la minería y lo seguirá siendo. Como toda relación tormentosa; los matrimonios, los novios que no se soportan pero se necesitan, Tom y Jerry; es necesario que el uno se dé cuenta de la necesidad del otro y que la mejor forma de sobrevivir es aceptándolo y buscar soluciones para lo que no está bien. Para aquellos que piensan que la minería se puede erradicar sin consecuencias les tengo una noticia, NO ES POSIBLE, lo que podemos hacer es aprender de aquellos a nivel mundial que han podido hacer minería responsable y progresar! En vez de frenar y poner un pero para todo con lo que no está de acuerdo, siendo esto una muestra más de lo envidiosos, tercos y prepotentes que aún seguimos siendo los colombianos y que no permite que nos apoyemos y discutamos de manera que los diferentes puntos de vista se escuchen y juntos creen una solución para salir adelante.