El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

¡Que se derrame una gota de sangre, pero no una de licor!

Por: DIANA GUTIÉRREZ PRECIADO

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En Colombia las estadísticas señalan que el consumo de alcohol es bajo, un colombiano promedio se toma al año 6,3 litros de etanol puro, lo cual es una tasa reducida en comparación a otros países del mundo como Moldavia (Europa) donde el consumo por persona es de 21,8 litros. Otro dato importante es que solo el 1,58% de la población colombiana es adicta a las bebidas embriagantes. Es decir, los colombianos no son el típico grupo de borrachos anónimos. Entonces ¿Cuál es el  problema de que nos tomemos una cerveza o un trago?

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FUENTE: Carlos Arturo Carvajal, Consultor Ministerio de Salud

En eso no hay ningún problema desde que se siguiera la definición de UN trago o UNA cerveza, pero a los colombianos les gustan tanto los dichos, que este es el más conocido y utilizado por ellos “El/La última/o y nos vamos”.  Es decir la cerveza o el trago que era el plan inicial, se convierte en un consumo mayor por el simple hecho de que no se quiere dejar el ambiente, porque desea seguir con sus amigos o  porque simplemente no es razonable con su primer planteamiento.

Según Luis Carlos Restrepo Médico Psiquiatra, el alcohol es un importante mediador de socialización, su uso se convierte en una de las habilidades básicas cotidianas de nuestra vida de relación. El consumo del alcohol compromete al cerebro por tener facultades químicas que permiten generar facilidades al comunicarse y expresarse. El gran problema del consumo de alcohol no reside tanto en la cantidad que se use, su frecuencia o variedad, si no en la pérdida del control que se genera como consecuencia de su ingestión. Diciéndolo coloquialmente: si un amigo consume grandes cantidades de licor pero sabe controlar sus tragos, al punto de volver a su casa sin causar estragos y reiniciar muy temprano al día siguiente sus labores productivas, nadie se atreverá a decirle que es alcohólico, así esté consumiendo cantidades de alcohol que orgánicamente pueden representar ya un nivel tóxico. Al contrario, si otro bebe unos cuantos tragos y rápidamente pierde el control,  cancelando al día siguiente sus compromisos a causa de un guayabo inhabilitador, nadie dudará en sugerirle, tarde o temprano, que se ponga en tratamiento, considerándoselo como enfermo.

Ahí es donde aparece el impacto económico y social de que el alcohol permee en nuestra vida. El 80% de la población consume alcohol, mientras 1 de cada 15 colombianos abusa del alcohol. Reflejando el hecho de que la gente no sabe utilizar este medio para divertirse, por eso es que el país aparece en los 20 primeros lugares del mundo con mayor número de víctimas fatales por accidentes viales en que el conductor está bajo los efectos del alcohol, el 57% de las víctimas fatales en accidentes laborales tienen licor en su organismo.

Las pérdidas de productividad por la disminución de las facultades físicas y mentales asociadas a enfermedades como tensión arterial, cirrosis, cáncer de estómago, garganta, laringe, esófago, ulcera gástrica, impotencia sexual, frigidez en las mujeres, entre otros son cada vez más frecuentes. Consecuencias emocionales y psíquicas como lagunas de memoria, depresiones, epilepsia, psicosis, demencia, celotipia, etc. y otras consecuencias que afectan su entorno social, siendo causantes inevitables para conducir a cuadros de soledad, agresiones, violencia, separaciones , además de posibles despidos laborales, situaciones que convergen en un gran determinante, la falta de control  sobre el tema.

Sin embargo, estos no son el único impacto, el análisis económico de costos promedio por consumo de bebidas alcohólicas,  según Luis Alberto Zuleta integrante de Fedesarrollo; el promedio de gasto consumiendo las dos bebidas más frecuentes como cerveza nacional y aguardiente nacional serian  de $23.050  y $29.786 respectivamente. Seguramente usted debe estar reflexionando y estableciendo que se gasta muchísimo más o menos dependiendo del lugar a donde vaya, del control que ejerza al consumir, de la frecuencia con que consuma al mes, sus acompañantes, entre otros.

Pero quizás si lo invito a que se cuestione, su razonamiento se basaría en que es un gasto más de recreación y que cualquiera necesita distraerse o generaría alguna de las innumerables razones que suelen dar los consumidores: “Es que fiesta sin trago no es fiesta”, “Es solo una” “Es que la gaseosa no quita la sed”, “Eso es mejor que la droga”, “Pues de algún mal me tendré que morir”. “es una vez al mes”, “en una fecha especial”, “es que se acabaron los parciales”, “porque a Jaime lo ascendieron, porque lo despidieron” “porque conseguí novia, porque la novia me dejo, porque alguien cercano murió, porque tengo muchos problemas, mucho estrés, porque tengo deudas.

Pero: ¿qué pasaría si usted ahorrara ese gasto? , si con cada mensualidad que destina al alcohol, lo invirtiera en un bien en su hogar, un viaje para su familia, el ahorro para un carro, una moto o  una casa. Quizás suena muy iluso, pero en este momento lo invito a que conscientemente haga el presupuesto de cuánto dinero en promedio ha gastado en este bien. Evaluando que si no hubiera invertido tanto dinero en este consumo, podría tener algunas de las cosas que ahora carece y debe conseguirlas en su futuro próximo pero que por su falta de conciencia las  hubiera podido tener en el  presente.

No soy psicóloga, ni trabajadora social, tampoco pienso que si usted no consumiera alcohol pudiera hacerse rico, sólo soy una economista en proceso y pienso que muchas veces los ciudadanos malgastan su dinero en algo que sinceramente no les genera ningún tipo de bienestar. Puede ser que me encuentre al frente de un lector que sabe controlar este tipo de situación, que lleva muchos años en la materia y que por lo cual le parece un tanto ridículo que lo esté tratando de cuestionar, simplemente le invito a que haga el cálculo y de esta manera haga su propio análisis. A los jóvenes que hasta ahora empiezan a incursionar en el tema, tomen su tiempo, para decidir si quieren estar en el grupo de los ciudadanos que piensan que el alcohol es esencial para estar bien o que si la esencialidad del alcohol es seguir utilizándolo como un títere para enriquecer a las miles de empresas que hoy se enriquecen con su costo de diversión.

Para terminar, quisiera hacer alusión al título de mi artículo, ese es otro de los dichos comunes que he escuchado cuando se refieren al alcohol: ¡Que se derrame una gota de sangre, pero no una de licor!, dicho que en síntesis resume mi objetivo, es decir, en qué sentido una persona puede llegar a pensar esto, cómo es que el alcohol en algunas personas se vuelve tan importante en sus vidas. Cómo un conjunto de ideas vagas en las cuales se da cuenta lo realmente ignorante que se puede llegar a convertir aquella persona que para estar bien un fin de semana, debe recurrir a consumir el licor o que simplemente sólo un día en el mes, pretende olvidarse del mundo y divertirse olvidándose del control.

 

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