El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

¿Por qué no volvemos a la era del Estado de Bienestar?

La era de la globalización y liberalismo económico parece empezar a tener fin, pero las condiciones actuales no permiten pensar que volveremos a la era del Estado de Bienestar. Aunque existen políticas que se pueden adoptar de este modelo, más bien necesitamos experimentar nuevas formas de orden social.

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  • Por: Jairo F. Gudiño R.
  • Twitter: @MalEconomista @JFernandoGRE

La era de la globalización y el liberalismo económico parece estar en un lento declive, o por lo menos en una pausa tras los eventos de la última década. El descontento en los países tecnológicamente más avanzados por la competencia comercial de China, la afluencia de inmigrantes provenientes de países pobres, la creciente desigualdad en el ingreso y el débil crecimiento económico se ha generalizado, repercutiendo en la popularidad de figuras como Trump (Estados Unidos), Le Pen (Francia) y Wilders (Países Bajos).

Ante este panorama desolador, muchos críticos – como Steve Keen y Joseph Stiglitz – han argumentado que la solución definitiva es volver al antiguo modelo del Estado de Bienestar. ¿Pero es esto posible en un mundo cada vez más interconectado tanto económica como culturalmente?

La respuesta la parece tener el reconocido economista Branko Milanovic (2016, 2017a, 2017b), quien argumenta que técnicamente es difícil que esto ocurra. A continuación, se explican sus razones y qué propuestas alternativas son posibles.

Argumentos

  1. La organización interna del trabajo hoy en día es altamente difusa

Hoy en día las actividades económicas principales se han desplazado del sector industrial al sector de servicios, mientras que la presencia en oficinas o fábricas se ha transformado progresivamente a trabajos remotos e independientes, de manera que las organizaciones sindicales difícilmente podrían aumentar el poder de negociación salarial: organizar una mano de obra dispersa es mucho más difícil que organizar trabajadores de una sola fábrica, con intereses similares.

  1. La movilidad de las firmas entre un mercado y otro es mucho más alta que antes

Aumentar simplemente la carga impositiva a multinacionales o grandes empresas puede no tener los efectos deseados: en cuanto esto ocurra, éstas simplemente desplazan sus actividades hacia países con impuestos más bajos. El modelo de un Estado de Bienestar prosperó precisamente porque este desplazamiento no era sencillo décadas atrás: trasladar una industria de maquinaria pesada es mucho más difícil que una empresa que ofrece servicios.

El creciente tamaño del sistema financiero y el cortoplacismo de las inversiones del extranjero ha contribuido también a minimizar los costos de desplazamiento. El fracaso de varias de las políticas de gobiernos de izquierda en economías emergentes radica precisamente en esto: la dependencia de materias primas hace a estos países altamente frágiles a fugas de capital, frenando los intentos de imponer más impuestos a fondos extranjeros y por lo tanto haciendo imposible diseñar un Estado de Bienestar.

  1. El Estado de Bienestar fue creado para sociedades étnica y culturalmente homogéneas

Para que un Estado de Bienestar funcione tiene que existir un sistema organizado de transferencias entre grupos sociales, y en una sociedad mucho más diversa culturalmente esta posibilidad es más reducida: las transferencias a inmigrantes o foráneos difícilmente serían bienvenidas, menos en países que experimenten caídas o débiles recuperaciones de la actividad económica como lo es actualmente.

  1. La transición demográfica hace insostenibles los sistemas pensionales

El viejo modelo del Estado de Bienestar tuvo éxito en su sostenimiento a través de un sistema de pago según la capacidad económica de cada contribuyente, es decir, un sistema donde muchas personas trabajaban y transferían ingresos a los pensionados con la expectativa de recibir los mismos ingresos cuando envejecieran. Pero hoy en día la proporción entre las personas pensionadas y las que trabajan es muy dispareja, lo que hace bastante difícil su sostenimiento a menos que la edad de jubilación aumente y los montos se reduzcan. Aumentar el déficit fiscal tienen sentido durante épocas de crisis o estancamiento económico, no durante auges.

Incluso si se resolviera este problema, la inequitativa distribución del ingreso entre los más ricos y los más pobres ha llegado al punto de que los más ricos prefieren pagar sus propios sistemas únicamente con contribuciones de personas de su mismo nivel de ingresos: hay una gran cantidad de bienes de club que los más pobres difícilmente podrán pagar. Los ricos no quieren subsidiar a los más pobres, y en este sentido es realmente difícil que el viejo modelo de Estado de Bienestar aplique, puesto que fue pensado para cubrir toda la fuerza laboral, no sólo partes de ella.

Propuestas Alternativas

Dado que la implementación del viejo modelo con exactitud es técnicamente imposible, Milanovic propone un conjunto de medidas aproximativas:

  • Políticas impositivas favorables a pequeños y medianos empresarios – incluyendo una tasa garantizada mínima de rentabilidad – para hacer atractiva la propiedad accionaria y menos a los grandes inversionistas: la creación de planes de tasas de interés preferenciales y empresas cooperativas podría ser de gran ayuda en este sentido;
  • Aumentar la participación de los empleados en la estructura de la propiedad accionaria o brindarles otro tipo de incentivos a nivel corporativo.
  • Aumentar y usar los impuestos a la riqueza o las herencias como medio de acceso al capital, usando los montos recaudados para dar a cada adulto una subvención de capital (como lo propuso recientemente Tony Atkinson).
  • No sólo aumentar el acceso a la educación, sino favorecer la igualación de retornos entre la gente educada, lo que requiere una alta inversión en infraestructura y calidad educativa.

Estas propuestas no están libres de problemas y más bien son provisionales – además de ser poco concretas -: políticamente es difícil que tengan apoyo. Una agenda mucho más grande y novedosa que involucre experimentar nuevas formas de orden social distintas del socialismo y el liberalismo económico es necesaria, lo que requiere una gran capacidad imaginativa y una actitud menos conformista por parte de las futuras generaciones de formuladores de política.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Milanovic, B. (2016). “Will Social Democracy return?: A review of Offer and Söderberg”. Global Inequality.

Milanovic, B. (2017a). “Why 20th Century Tools cannot be used to adress 21st Century Income Inequality?”. Global Inequality.

Milanovic, B. (2017b). “The Welfare State in the Age of Globalization”. Global Inequality.

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