El Mal Economista

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La mano visible y el caso de Bogotá

Por: Sebastian Mayor
@sebastianmayor
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Recientemente en Bogotá se han presentado dos casos en los que se ha rebatido la mano invisible y se ha regulado el mercado por medio de algún decreto.

Adam Smith fue la primera persona en hablar de la “mano invisible” del mercado en sus famosas obras La teoría de los sentimientos morales y La riqueza de las naciones. La mano invisible de Smith se refiere básicamente a la fuerza que tiene el libre mercado para autorregularse. De acuerdo con él, sin ningún tipo de intervención, dejando que cada uno actúe en beneficio propio y que la oferta y la demanda actúen libremente, se va a encontrar el mejor precio en todos los mercados.  Bajo este esquema, se incentiva la competencia, que se refleja en una mayor productividad por parte de los productores y unos menores precios para los consumidores. Recientemente en Bogotá se han presentado dos casos en los que se ha rebatido la mano invisible y se ha regulado el mercado por medio de algún decreto.

El caso más sonado es el debate entre el gremio taxista y Uber, en el que los taxistas no quieren que entre ninguna empresa que haga competencia, para así mantener el poder de mercado. Es decir, quieren conservar el poder monopólico que hasta el momento tienen al prestar este tipo de servicio. Dicho monopolio, como también se ha dicho, genera incentivos perversos entre los taxistas que no tienen que hacer un esfuerzo en cuanto al servicio que prestan, pues no hay otra opción para los ciudadanos. Se deben sumar a esto las quejas que existen por lo difícil que es encontrar un taxi a ciertas horas y la poca disposición de algunos taxistas para hacer una “carrera”. Esto último puede ser una explicación de porqué han surgido otros medios como Uber: hay una demanda mayor a la oferta existente por transporte público individual en la ciudad y el servicio que se presta no es el que los usuarios están pidiendo.

Si definitivamente el gobierno no va a permitir que entren otros competidores en el mercado deben subir los precios que cobran los taxis. Con la entrada de Uber quedó demostrado que la gente está dispuesta a pagar más por un mejor servicio y con los actuales precios la demanda desbordó la oferta. Con unos mayores precios menos gente va a querer usar taxi, por lo que el número de viajes que se hagan va a ser el que demanda el mercado, por el que posiblemente se hagan los mismos viajes y se recaude una mayor cantidad.

El otro caso que también ha generado cierto debate es el del precio de los parqueaderos en Bogotá. El debate se inició por la inconformidad de la gente frente a los “excesivos” cobros que realizaban algunos parqueaderos, que según decían “abusaban” de los usuarios. Por esto, el gobierno distrital empezó a controlar más estrictamente el cobro que realizaban los parqueaderos e incluso obligó a algunos, como los de centros comerciales, a fijar una tarifa máxima de 48 pesos por minuto, por debajo de lo que cobraban anteriormente.

parqueaderos

Lo paradójico de esto es que si una de las estrategias del distrito para mejorar la movilidad de la ciudad es desincentivar el uso del carro, esta es una clara forma de incentivarlo. Si es más barato parquear, las personas van a tener menos incentivos para dejar el carro en casa y tomar un bus o un taxi, pues además de resultar más incómodo también será más costoso relativamente. Además, tampoco habrá suficientes parqueaderos para la cantidad de carros que los necesitan, pues a menor precio mayor demanda y la oferta se está manteniendo constante. Lo otro que probablemente empiece a ocurrir, es que se acaben los parqueaderos públicos rápidamente;  en los últimos años muchos parqueaderos han sido cerrados para dar paso a edificaciones, y si ahora se les van a limitar sus ingresos probablemente dejen el negocio. Más aun, en un momento en el que el precio de la propiedad raíz está disparado.

Estas regulaciones están generando distorsiones sobre el mercado, dado que con los precios actuales la demanda está por encima de la oferta. En el caso de los taxis es difícil dejar que actúe el libre mercado, pero sí sería posible aumentar los precios para ajustar un poco el mercado que se encuentra desbordado en este momento. En el caso de los parqueaderos sí se podría dejar actuar a la mano invisible, subiendo los precios, desincentivando el uso del carro y garantizando que siempre haya una disponibilidad.

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