El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

La gasolina barata le conviene a los ricos

Por: José Fernando Duarte

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Nuestros vecinos, los venezolanos, tienen la gasolina más barata del mundo. Allá un galón cuesta en promedio 6 centavos de dólar, menos de 200 pesos colombianos. Ellos sí que saben vivir… ¿Cómo es posible que tan cerca de nuestro país se consiga el combustible a precios tan bajos y aquí tengamos que pagar tanto por él?

Imagen 1Imagen tomada de: http://www.smh.com.au/business/the-economy/weak-dollar-cheap-petrol-to-keep-interest-rates-on-hold-20150102-12gutp.html

A nadie le gustan los precios altos, y menos en un mundo donde el precio del barril de petróleo (el principal insumo para producir gasolina) está por debajo de los 45 dólares, no parece justo tener que pagar por cada galón casi lo mismo que pagábamos cuando el barril de petróleo estaba casi a 100 dólares. Las reducciones que decreta el gobierno son más bien insultantes, puesto que rondan nada más los 100 pesos por galón. Es más, el precio de la gasolina en Colombia actualmente está a niveles parecidos a los de Estados Unidos. En EEUU un galón de gasolina cuesta 2,02 dólares mientras que en Colombia cuesta 2,26 dólares[1]. Resulta entonces que la gasolina en Colombia es más cara que en Estados Unidos

El panorama es aún más desolador si se tiene en cuenta que, según el Banco Mundial[2], el producto interno bruto por habitante (PPA) de Colombia es de 13.300 dólares anuales mientras que el de Estados Unidos es de 54.600, es decir que es tres veces mayor. Esto implica que un colombiano promedio que tenga automóvil gasta una proporción mucho mayor de sus ingresos para comprar gasolina que un estadounidense promedio. Y mientras más grande sea el gasto en gasolina, queda menos dinero para otras necesidades como alimentación y recreación.

Pero eso a mí me parece que está bien. No se puede comparar la situación de Colombia con la de Estados Unidos, o la de Venezuela que (como lo demostró el tiempo) es insostenible. El problema radica en que, a diferencia de Estados Unidos, el colombiano promedio no utiliza un automóvil particular para movilizarse. La mayoría de los colombianos no tenemos un nivel de vida suficientemente elevado para ello. Según el DANE (2014), solo un 13,5% de los hogares Colombianos poseen un carro particular, y solo un 23,3% poseen moto[3]. Por otro lado, en los Estados Unidos más del 90% de la población utiliza un automóvil para llegar a su trabajo (Winston, 2013). Es decir que un aumento en el precio de la gasolina en EEUU, afecta directamente a la gran mayoría de la población del país del norte. Por otro lado, un aumento en el precio de la gasolina en Colombia perjudica directamente a poco más de un tercio de la población.

Ahora, no solo estamos favoreciendo a la población que menos lo necesita sino que estamos subsidiando la quema de combustibles fósiles. Una actividad altamente perjudicial para el medio ambiente y que tendrá costos enormes para la sociedad en el mediano y largo plazo. Aquellos costos deberían estar incluidos en el precio de la gasolina y son una razón más para no solo eliminar cualquier tipo de subsidio sino agregar una “sobretasa ambiental” al precio de la gasolina.

Hay que reconocer que en Colombia el 74% de los vehículos pertenecen a los estratos 2, 3 y 4[4]. Es decir, del 13,3% de la población que posee un vehículo particular, más de tres cuartos pertenecen a dichos estratos sociales. No obstante, ello no implica que las personas de bajos y medianos ingresos puedan acceder fácilmente a un automóvil en Colombia. En mi opinión, aquello confirma que el sistema de estratificación en nuestro país no funciona bien.

Entonces, mientras que reducir el precio de la gasolina en EEUU beneficiaria a prácticamente toda la población, en Colombia la misma acción beneficiaria solo a una minoría, de los cuales una parte importante pertenecen a los grupos sociales más favorecidos. Vale aclarar que pertenecer a un grupo social favorecido en un país no desarrollado no significa tener calidad de vida, sino que la calidad de vida es relativamente superior a la del resto de la población, así como a pesar de que poseer un automóvil es una necesidad para muchos, en Colombia sigue siendo un lujo.

Es difícil creer que en Colombia las personas no tienen carro porque no quieren. Según el simulador de créditos de la página web de Renault , para un automóvil cuyo valor es de 25 millones de pesos, la cuota mensual a 72 meses (el mayor tiempo posible) quedaría en 488 mil pesos. Aquello, con datos del 2011, equivale aproximadamente al 80% de los ingresos mensuales promedio del estrato 2, el 53% de los ingresos del estrato 3, y casi un tercio de los del estrato 4 (los valores promedio por estrato aparecen en Olarte y Peña, 2011).

Es importante aclarar que el costo de la gasolina no solamente tiene efectos directos sobre el bolsillo de los colombianos. Este también influye sobre el costo del transporte público y de carga. Es decir, los aumentos del precio de la gasolina pueden verse reflejados en aumentos en el pasaje del bus o en el precio de los alimentos (puesto que estos requieren ser transportados). Este fenómeno sí es un argumento adecuado para criticar los elevados precios de los combustibles, pero se debería tener en cuenta que no es necesario subsidiar a los ricos para evitar este problema.

Un sistema de precios discriminadores (cobrarle más a los particulares y menos a los conductores de camión) podría corregir el problema y beneficiar a los más pobres que (por la ley económica de Engel) son los que más sufren con las variaciones ligeras en el precio de los bienes y servicios básicos como los alimentos y el transporte. Entiendo que la implementación seria complicada, pero no imposible. Otra posible solución sería ofrecer subsidios selectivos de transporte, como los descuentos en el pasaje de Transmilenio para las personas de estratos bajos.

Es así como Venezuela es el perfecto ejemplo de lo que Colombia no debería hacer. En ese país, extraer un barril de petróleo cuesta en promedio 23,5 dólares que es lo mismo que 56 centavos de dólar por galón; pero vende el galón de gasolina a 6 centavos. O sea que el gobierno venezolano le regala (subsidia) a los consumidores  por lo menos 50 centavos de dólar (sin contar el costo de transformar el petróleo en gasolina) por cada galón de gasolina que compran. Según el economista y ex ministro de Hacienda, Guillermo Perry (2013), el subsidio a la gasolina en Venezuela “vale más que todo el gasto social del Socialismo del Siglo XXI y beneficia principalmente a los ricos que tienen uno o más autos particulares”.

Además de todo lo anterior, hay que señalar que es exagerado afirmar que la gasolina es cara en nuestro país. De hecho, según el portal Global Petrol Prices, Colombia ocupa el puesto 26 entre 178 naciones del mundo medidas por el costo local  de la gasolina. Es decir que en Colombia la gasolina es más barata que en la mayoría de países del mundo (ver gráfico). Más aun, el precio de la gasolina en el país siempre ha estado por debajo del promedio mundial, al mismo tiempo que su ingreso medio se ha encontrado por encima.

Imagen 1aGrafico propio con datos de: http://www.indexmundi.com/facts/indicators/EP.PMP.SGAS.CD/

Finalmente, hay una razón que explica por qué el precio del combustible no siempre cae a la misma velocidad que los precios del petróleo y tiene que ver con la manera como se diseñó la formula que calcula el precio de la gasolina. Como se puede apreciar en el gráfico, la gasolina en Colombia sigue las mismas tendencias que el de Estados Unidos, el mecanismo con el que se definen los precios buscaba que estos no fueran tan volátiles como en el mercado internacional y que los ajustes fueran graduales. Se puede ver que tanto las subidas como las caídas en el precio de la gasolina en los Estados Unidos se ven reflejadas en Colombia, pero de manera menos abrupta. Hoy nos quejamos de que la gasolina en Colombia no caiga tan rápidamente como cae en otros lugares, pero hace algunos años este mecanismo nos benefició al evitar que aumentara a la velocidad que lo hacia en el mercado internacional, cuando el barril de petróleo llegó a costar 100 dólares.

Bibliografía

On the Performance of the U.S. Transportation System: Caution Ahead https://www.aeaweb.org/articles.php?doi=10.1257/jel.51.3.773

Peña, Ximena. Olarte Liliana (2011). “El Mercado Laboral en Colombia”. Colombia en movimiento: Un análisis descriptivo basado en la Encuesta Longitudinal Colombiana de la Universidad de los Andes http://elca-colombiaenmovimiento.uniandes.edu.co/libro/ColombiaEnMovimiento-Completo.pdf

Perry, Guillermo (2013). “El pajarito no funcionó”. Periodíco El Tiempo.  http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13241355

 

 

 

 

 

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