El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

Hablemos de porno y política colombiana

Un análisis porno-político del país del Sagrado Corazón de Jesús.

Tomando de Pixabay.
Tomando de Pixabay.

Por: Duvan Fruto (@duvanmedinap)

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Arranquemos por la gallina, digo política, política…

La siempre sabia historia nos cuenta que hablar del origen de la política es hablar del origen del hombre y su deseo natural de socialización en sí mismo. Básicamente desde los tiempos de las cavernas el hombre ha sentido la necesidad de vivir en compañía de otros, y en aras de hacer lo propio, desarrolla lo que hasta el día de hoy se ha convertido en el núcleo de la sociedad: la familia. Con la aparición de esta, también nació la necesidad de una figura encargada de dirigir y organizar; la necesidad de un gobierno. (Subgerencia cultural, 2015)

En cuanto al porno, hablamos de él desde hace unos 2,85 millones de años,  que es lo mismo que decir que convivimos con la pornografía desde mucho antes de saber escribir, naturalmente. Los libros hacen referencia a que las representaciones eróticas se remontan a tiempos tan primitivos del ser humano como la era del Paleolítico o piedra antigua. Sin embargo, el concepto de pornografía, entendido como la creación y distribución de contenido sexual, viene del siglo XIX, de un periodo en el que la inhibición sexual y el recato predominaban en la sociedad inglesa conocido como la Época Victoriana. (Wikipedia, 2017)

La llegada de la Segunda Revolución Industrial trajo consigo la producción en masa de la pornografía y por esa misma línea un estimulante crecimiento económico que tuvo su orgasmo durante el siguiente periodo: La Revolución Sexual. Dicho periodo tuvo su esplendor para los años de 1960, cuando aún estaba vigente en el panorama político internacional el famoso Código Hays, que buscaba mantener el carácter sagrado del matrimonio; censurando escenas con besos, danzas con movimientos indecentes, relaciones interraciales, homosexualidad y hasta imágenes en donde se mostrará el ombligo femenino. (Playground, 2014)

Del código, que lleva el nombre en honor al Caballero Blanco republicano William Hays, podemos decir que estuvo vigente hasta 1967. Sin embargo, aún hoy en día se utiliza el sistema de clasificación por edades que se originó a partir del mismo. Del Sr. Hays, su esposa declaró durante el divorcio ante un juez que William confundía el ombligo con la vagina. Tiene sentido entonces que al morir, encontraran fotografías de ombligos escondidas en su casa. Para todos hay una pornografía y nadie es ajeno a lo pornográfico, expresaban con cuánta razón Andrés Barba y Javier Montes en su libro La Ceremonia del Porno. (Barba, 2007)

En ese contexto, de alguna manera las personas encontraron la forma de revelarse en contra de las normas establecidas por las instituciones religiosas y fortuitamente la pornografía terminó convirtiéndose en un aliado fundamental de este fenómeno político-social. No es gratuito que el periodo de la Revolución Sexual coincida la Época de Oro del Porno (1970).

En Colombia, el porno no estaba muy lejos de las problemáticas del país…

La década de 1970 también coinciden en la historia con otro fenómeno mundial y tan auténticamente colombiano como el café: el narcotráfico. Si en Francia el porno había podido aliarse con la revolución sexual para enfrentarse a las normas y conductas establecidas por las clases políticas dirigentes, en Colombia estaba llamado a formar una simbiosis perfecta con el narcotráfico.

Para 1980, en pleno auge del Cartel de Medellín, encontramos a un personaje muy peculiar conocido como El Poeta. Edgar Roberto Escobar era el jefe de prensa del grupo conformado por los narcos autoproclamados como Los Extraditables. En aquel entonces el escribidor, como lo habían bautizado los medios, se encargaba de dos tareas puntuales: hacer que la comunicación entre el gobierno y los narcos sucediera, y lavar el dinero del cartel a través de negocios relacionados a la pornografía fundados en Colombia. Ejemplos de esos negocios son las revistas “Póker” y “Cuerpos”, y la productora de cine para adultos “Trópico Producciones”, con la que El Poeta rodaría más de 1.000 escenas para la industria, convirtiendo así a Colombia en una potencia latinoamericana del cine para adultos, junto a Brasil y Argentina. (Semana, 1990)

Si quisiéramos hablar de historia y origen del porno en el territorio nacional, tal vez tuviéramos que ir unos treinta años atrás. En 1940 se fundaron las primeras salas de cine para adultos en el país. Las estadísticas complementan diciendo que en el siglo XX, las personas que asistieron a salas clandestinas a ver cruda y pura pornografía representaron alrededor del 10% de la población total de Colombia (Las dos orillas, 2014), la suficiente cantidad de personas para llenar al tiempo los 7 estadios de fútbol más grandes del país, y 26 veces la cantidad de personas que salieron a votar al plebiscito por la paz en el 2016. Entendámoslo bien: en el país del Sagrado Corazón de Jesús han salido 26 veces más personas a ver pornografía a los cines, que a votar por el evento político más importante de los últimos tiempos. Colombia, ¡qué rico país!

Aquí incluso tenemos a nuestra propia Filomena Mastromarino (política italiana que abandonó su carrera para hacer porno con la leyenda Rocco Siffredi), y se llama Nelly Moreno. La famosa actriz colombiana de tv y cine, que terminó grabando películas pornográficas a comienzos de los años 80’. Lo increíble resulta en que para el año de 1998, Nelly se estaba lanzando a la Cámara de Representantes donde obtuvo una curul con 29.000 votos (nuevamente más que los votantes del plebiscito) (Las dos orillas, Porno, narcotráfico y seducción, 2014). Otra actriz porno colombiana reconocida internacionalmente fue Gina Carrera, quien actuaría en 1985 en la película Whore of Worlds, completando un elenco de estrellas del cine para adultos del nivel de Peter North, Ginger Lynn y Ron Jeremy (El Tiempo, 2009)

Hoy en día, Johanna González es una de mis actrices porno colombianas favoritas. Ella estuvo nominada en el 2010 en los AVN Awards (Los Óscar del Porno) con una de las escenas que yo mismo grabé durante mis aventuras como director porno criollo en Colombia. ¿Tal vez recuerden el video porno en el Estadio Pascual Guerrero?

Johanna González, durante la grabación de video porno en el Estadio Pascual Guerrero para Bangbros.. /Foto: Duvan Fruto.
Johanna González, durante la grabación de video porno en el Estadio Pascual Guerrero para Bangbros.. /Foto: Duvan Fruto.

En definitiva pareciera que el ser humano desde siempre ha convivido con el deseo de poder y el deseo sexual. Intentar descifrar cuál existió primero es casi tan inútil como intentar descifrar el dilema del huevo y la gallina. Lo cierto es que vivimos tiempos en los que el porno ha penetrado todas las esferas de las sociedades. Consumirlo nunca había sido tan fácil. Basta con abrir la prensa, encender la radio, el tv, el pc, la tablet(a) o el teléfono móvil. Ya no tenemos por qué sufrir el incómodo momento con quien nos vendía las películas —cual dealer de barrio—.

Con la industria pornográfica produciendo cantidades tan abruptas de contenido para revistas, páginas web, televisión y radio, las ganancias son inimaginables. Pero más importante aún resulta la opinión de algunos sectores académicos, que advierten sobre los niveles de arraigamiento a los que ha llegado el porno en la sociedad actual. La industria pornográfica tiene ahora mismo el poder suficiente para dictar los estándares normativos en cuanto a la vida sexual de todos nosotros (Actuall, 2016).

Volviendo a la política. Para nadie es un secreto que hemos sido gobernados a lo largo de nuestra historia por las mismas familias, como bien lo mencionaba el historiador Álvaro Tirado Mejía en sus investigaciones. Algo en lo que coinciden la política y el porno, y es que ambos funcionan como reflejos de comportamiento sociales de un grupo en particular. En el caso colombiano, ambos resultan aparatosos, mal copiados, anecdóticos, machistas y de una calidad narrativa tan predecible como la de una novela diurna. Tal vez sea tiempo de cambiar, tal vez lo que necesitemos sea una autentica ‘chuchocracia’ para todos.

Referencias:

1.    Subgerencia Cultural, Banco de la República. (2015). Origen de la política en el mundo. Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/politica/origen_de_la_politica_en_el_mundo

2.    Wikipedia. Pornografía. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Pornograf%C3%ADa

3.    Playground, Medio online. Lo mejor del Hollywood pre-código: 7 películas anteriores a la censura que no puedes perderte. Recuperado de: http://www.playgroundmag.net/articulos/columnas/Hollywood-pre-codigo-peliculas-anteriores-perderte_5_1249725017.html

4.    Barba, A & Montes, J. (2007). La ceremonia del porno. Barcelona: Anagrama. pp. 4-24

5.    Semana, Revista (1990). El tío Pablo y el escribidor. Recuperado de: http://www.semana.com/nacion/articulo/el-tio-pablo-escribidor/13749-3

6.    Las dos orillas, Medio online (2014). Porno, narcotráfico y seducción. Recuperado de: https://www.las2orillas.co/porno-narcotrafico-y-seduccion/

7.    Semana, Revista. (2012). Nelly Moreno. Recuperado de: http://www.semana.com/enfoque/articulo/nelly-moreno/265598-3

8.    El Tiempo, Periódico (2009). La historia del porno en Colombia. Recuperado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento-2013/CMS-4885693

9.    Actuall, Medio online. Una sexóloga alerta: “La pornografía es la que hoy marca las normas sobre la vida sexual”. Recuperado de: http://www.actuall.com/familia/una-sexologa-francesa-como-nos-creemos-liberados-no-tenemos-conciencia-de-estar-sometidos-a-normas/

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