El Mal Economista

Publicado el EME

El Riesgo de la Paz

Por: Fernando Cárdenas

 

El proceso de paz en Colombia es un tema delicado, hay mucho en juego, no solo en cuanto a la terminación exitosa del mismo sino a lo que se viene después. Hay muchísimos actores involucrados, a algunos les conviene que el proceso termine bien, a otros les conviene más que las FARC saquen a relucir su característica solución a los problemas por la vía armada y el proceso se cierre, no obstante todo el país está metido de lleno en lo que puede pasar. Para ver el mejor ejemplo representativo de esto no hace falta más que ver el congreso: la Unidad Nacional, el Centro Democrático y la izquierda metieron todas sus fichas a apostarle a un resultado determinado, el problema es que todos se metieron en una apuesta en la que se tragaron todo el riesgo y perdieron el poder de negociación.

Para ilustrar mi punto voy a desglosar el proceso de paz por posibles resultados. Lo primero que puede pasar con el proceso de paz es que termine exitosamente, y una vez terminado no haya mayor problema con las temidas farcrim; de suceder esto el perjudicado sería (en cuanto a credibilidad y capacidad de mover votos) el uribismo. La discusión sobre la validez moral de los acuerdos firmados seguramente seguiría existiendo, sin embargo el discurso sobre las posibles consecuencias fatídicas del proceso se vería mermado, dándole así una nueva ventaja electoral a la Unidad Nacional, la izquierda y la mitad de los conservadores.

La siguiente posibilidad que se puede dar es que el proceso de paz no concluya, que algo suceda en el camino y alguno de los actores se pare de la mesa de negociación. Esta posibilidad, a mi parecer, no es tan peligrosa como muchos creen, y la razón de que no sea tan peligrosa es que el país se quedaría, en términos generales, igual a como está hoy. Es cierto que la gran mayoría de los colombianos preferirían vivir en un país sin guerra, lo que pasa es que la firma de un papel en Cuba no garantiza, ni está cerca de garantizar, que se acabe la violencia. Si este escenario es el que va a terminar sucediendo es claro quiénes serían los ganadores: el uribismo y la otra mitad de los conservadores. El perdedor, por su parte, sería el gobierno, el cual perdería toda a credibilidad y capital político que obtuvo durante la campaña electoral cuando logró unir a la mayoría de los partidos políticos del país bajo la misma bandera de una posibilidad de paz única. Las FARC, por su parte, también serían perjudicadas por esto ya que para retener credibilidad el gobierno se vería obligado a formular una nueva estrategia militar implacable. No obstante las FARC, de forma muy inteligente, se curaron en salud y le transfirieron todo el riesgo al gobierno mediante constantes y brutales atentados con los que lograron probar que la posibilidad de que el gobierno acabe con el proceso no es lo que en la teoría de juegos conocemos como una “amenaza creíble”.

Y es así como llegamos al tercer escenario, que tristemente se empieza a ver más y más como el posible resultado de la apuesta por la paz (por si no se ha dado cuenta, estimado lector, me molesta sobre manera que un país en paz sea algo por lo cual tenemos que apostar). La tercera posibilidad es el escenario en el cual el proceso de paz termina con un acuerdo, pero este es supremamente permisivo y compasivo con las FARC, además de dar incentivos a otras organizaciones criminales como las bacrim para delinquir sabiendo que la autoridad del gobierno y la fiscalía (que de forma poco responsable se montó en el bus político de la paz) para castigar equitativamente en forma de persecución militar o investigación y condenas estará sumamente mermada. Inclusive si el primer escenario sigue siendo una posibilidad, y de corazón espero que lo sea, el gobierno ya perdió su poder de negociación. Desde el momento en que siguió sentado en la mesa tras el primer atentado ha demostrado que se la juega toda por lograr que haya una firma final, inclusive si eso significa ser permisivo con un grupo terrorista. No está mal ni es poco válido creer en el proceso de paz, de hecho creo que inclusive aquellos que somos críticos del mismo esperamos estar equivocados, lo que sí está mal es apostarlo todo al blanco y generar incentivos perversos para que las FARC pidan y pidan, sabiendo que va a tocar darles.

 

@FerCardenas

Comentarios