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Publicado el El Mal Economista (EME)

Dejen tranquila a Melania

Han llegado al extremo de llamarla ‘puta’ como fue el caso de la periodista colombiana Vanessa de la Torre y de su colega del New York Times Jacob Bernstein. Aunque ambos ofrecieron sus respectivas disculpas, queda en el aire la sensación generalizada de odio hacia la primera dama. 

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Por: Chejo García

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Melanija Knavs, una modelo nacida en 1970 en la antigua Yugoslavia (hoy Eslovenia), es mundialmente conocida como Melania Trump. Desde el 20 de enero es la primera dama de Estados Unidos. Obtuvo la nacionalidad americana en 2006 y está casada con el presidente número 45 en la historia de ese país.

Desde la campaña electoral por el cargo más importante de Norteamérica, Melania fue blanco de ataques por parte de la prensa, figuras de la farándula y de la política. Por ejemplo, el diario New York Post publicó en su portada fotos de la ahora primera dama desnuda. Otros han insinuado que ella prestaba servicios de scort, una prostituta de alto nivel, en los años noventa. Inclusive, han llegado al extremo de llamarla ‘puta’ como fue el caso de la periodista colombiana Vanessa de la Torre (i) y de su colega del New York Times Jacob Bernstein. (ii) Aunque ambos ofrecieron sus respectivas disculpas, queda en el aire la sensación generalizada de odio hacia la primera dama.chejogarcia002

Imagen tomada de Twitter. De La Torre eliminó el tweet momentos después de haberlo publicado.

Durante la entrega de los American Music Awards de 2016, la modelo Gigi Hadid, anfitriona de la noche, imitó en la tarima a Melania con un marcado acento de Europa del Este diciendo: “Amo a mi esposo Barack Obama y a nuestras hijas Sasha y Malia”. Esto como respuesta al plagio del discurso del discurso de Michell Obama durante la convención del Partido Republicano. Las reacciones y opiniones en redes sociales no se hicieron esperar. Algunas a favor y en otras en contra,  llegando a tildar a Hadid de racista. (iii)

Muchos diseñadores de moda se negaron a vestirla para la ceremonia de posesión. El rechazo fue una forma de protesta por la elección del republicano. Sin embargo cabe preguntarse ¿qué tiene que ver Melania con los resultados de las votaciones o la forma de ser del ahora presidente?

Es cierto que Donald Trump encarna el racismo, la xenofobia y la misoginia como ningún otro presidente estadounidense de la era reciente. Es cierto que usa el odio y la desinformación como medio para obtener el apoyo popular. Es cierto que quiere “hacer a América grande de nuevo”, aunque no habla de un continente sino de la visión aria de que Estados Unidos es América y lo demás es loma. Pero nada de esto tiene que ver con Melania.

No se puede juzgar a una mujer por las opiniones o decisiones de su pareja y viceversa. Es como querer culpar a la esposa de Peñalosa porque él nos quiere cambiar el metro por buses de Transmilenio “que son más baratos y hacen lo mismo”, además de ser más sexis que un metro subterráneo. (iv) Algo que se aleja por completo de toda lógica. Estamos dando por sentado que la mujer de un funcionario público no tiene criterio y está sujeta al actuar de su esposo, como si ella fuera de su propiedad o algo sin voluntad ni capacidad de razonar. Eso es misoginia.

Las embarradas (como el discurso plagiado a Michelle Obama) que cometa Melania Trump durante estos años son su problema y su responsabilidad. Ella deberá responder como el ser humano independiente que es y no por las embarradas que cometa el presidente Trump. Los que se dicen librepensadores, progresistas, cultos o que simplemente están en total oposición a las políticas de Trump (como es mi caso), no deben caer en la bajeza del odio tan sólo porque ella es la esposa de este “bad hombre”.

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