El Mal Economista

Publicado el javierardila

Dejen Jugar al Colado

Por: Javier Ardila

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Los colados son el nuevo tema de moda en los medios de nuestro país. Y si es cierto que en muchos casos estos medios se valen del sensacionalismo para vendernos sus noticias, recuerdo la época en donde estuvieron de moda los reportajes  de los arboles asesinos, en esta ocasión están en ley de hacer su escándalo.

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Y es que el verdadero escándalo debería ser que en este país en donde ya de por si la vida no valía nada, ahora estemos viendo como la gente sufre graves heridas e incluso pierden su vida intentando colarse en el sistema de transporte de los Bogotanos. Si bien esto requiere de medidas de choque como las actualmente implementadas, es decir que se hagan cumplir las normas del sistema y se penalice a los colados, además de la buena dosis de terrorismo televisivo con los videos de la gente volando por los aires por cuenta de sus intentos de colarse, también requiere de estrategias que partan más de la raíz del problema.

 Ahora, como acostumbramos en este país voy a hacer referencias concretas a otros sistemas de transporte que usualmente consideramos como superiores. Pero contrario a nuestros dirigentes quienes, quienes sin importar el partido, con miopía digna de admirar se quedan en ver solo la infraestructura que pueden contratar como solución al problema. Yo para hacer algo distinto me voy a concentrar en las razones que en mi opinión acaban el problema de los colados porque el transporte masivo.

 El primero de los casos que he conocido es el de Alemania, y si, yo sé que da pereza hablar de ellos a toda hora como referente de perfección. Por lo que mi punto consiste en desmitificar parte de esta idea y ver lo que verdaderamente hacen bien. A primera vista lo más asombroso que se encuentra uno en la mayoría de sistemas de transporte en Alemania es que no existe talanquera, ya que se supone que uno debería abordar el tren con el tiquete ya comprado. Si bien el hecho de que en Alemania no haya talanquera responde en buena medida a la presión social y a las enseñanzas que se les da a los niños de pequeños sobre cumplir las normas, achacarle todo a eso resulta un poco simplista ya que también responde un factor económico bastante importante. Esto debido a que si usted vive en la ciudad y por su trabajo, o cualquier otra razón, debe usar el transporte público frecuentemente, no tiene sentido comprar pasajes de un viaje sencillo o de un día dada la relación de precios entre estos y las mensualidades o anualidades que se venden.

 Por poner un ejemplo puntual, en Berlín un mes de todos los transportes con todos los viajes que usted pueda hacer vale alrededor 80 euros, un año, sin importar las horas que usted lo use vale 740 euros o 513 si usted escoge un intervalo de 10 horas al día para usarlo. En comparación un solo tiquete valido por dos horas en una sola dirección cuesta 2,60 o uno por el día 6,90. Haciendo las cuentas si uno compra la opción de un mes le sale a 2,60 el día sin importar el uso, si compra el año le vale 2 euros o 1,40 si opta por la opción de 10 horas. Es decir que al cambio en pesos colombianos es hablamos de 7000, 5300 y 3700 pesos día respectivamente. Aquí lo que hay que anotar que en Berlín tenemos una ciudad donde el costo de vida es significativamente más alto que en Bogotá, al igual que los salarios, y un trabajador promedio paga al día solo un poco más que un Bogotano que hace dos viajes diarios en Transmilenio. Ahora, estos son los precios que debe pagar la gente que trabaja o en otras palabras los que tienen con que, porque un estudiante paga por semestre alrededor de 192 euros, lo cual nos da poco más de un euro por día. Tarifas similares existen para las personas de la tercera edad, los niños y las familias. Encima de todo esto de vez en cuando uno ve campañas de fidelización donde pagando 9 meses le dan el año y demás. De modo que del caso Alemán las ventajas de su sistema no radican solamente en su infraestructura, ni en lo educada que esta su gente, sino también en buena medida en que sus tarifas son hechas pensando más en los usuarios y están ajustadas a su realidad. Además de que al dar incentivos económicos a los demográficos que más se cuelan, especialmente los jóvenes y los los estudiantes, se combate efectivamente gran parte de los colados, haciendo así las talanqueras no necesarias.

 Otra alternativa de transporte público que tuve la oportunidad de vivir es el de Buenos Aires. Y aunque ahí si hay talanqueras es muy raro ver a alguien colarse. Esto no es porque no haya estudiantes o gente pobre, que de los dos hay y por montones, sino por la sencilla razón de que el transporte está tan subsidiado por el estado que literalmente todos pueden pagarlo. En términos castizos cuando vivía allá el pasaje de bus más costoso, literalmente como ir del centro a chía o a Mosquera, valía alrededor 2 pesos Argentinos mientras que el de metro valía 2,50. Esto a la tasa de cambio oficial era alrededor de 600 o 700 pesos o mucho menos si se usaba el cambio paralelo. Encima de esto la tarjeta sube, con la que se pagaban todos estos transportes, le permitía a uno viajar sin tener saldo, es decir le prestaba hasta 10 o 15 pesos. Ahora, en términos reales, que son los que más nos interesa a los economistas, 2 pesos cincuenta no compraba literalmente nada, de pronto una menta u otro dulce. Entrando a comparar con salarios, conocí personas independientes, profesores de idiomas a domicilio o léase lo que en Colombia conocemos como rebuscadores, quienes vivían con sueldos de 3500 pesos. Respecto a sueldos más formales mi jefe directo ganaba 15,000 pesos al mes. En todos casos cantidades que hacen el precio del transporte sea irrisorio. Suponiendo 3 viajes al día, que ya es un supuesto fuerte, todos los días del mes dan 225 pesos, o análogamente el 6,4% del salario de un rebuscador, o 1,5% del sueldo de una personas con un trabajo normal en una oficina. En comparación el mismo número de viajes a la tarifa de Transmilenio nos da 225.000 pesos al mes lo que equivale al 25,14% de un salario mínimo, el 13,75% si uno incluye el subsidio al transporte, o el 6% del de alguien con un sueldo de millón y medio, ni que hablar de personas en informalidad laboral.

 Si bien los casos de Alemania y Argentina no acababan con los colados, ni con las congestiones en los sistemas al menos si tratan de atacar a la raíz del problema que es algo que Transmilenio no está haciendo. Acá todavía se puede ver como algunos columnistas todavía insinuaban que la raíz del problema es la falta de respeto a la autoridad, a quienes les pregunto yo; ustedes creen si no hubiera que pagar para usar Transmilenio habría una sola persona colandose?. Esta es una verdad de la que nadie está hablando, porque así nos de pena decirlo tristemente los colados responden en buena manera a las limitaciones financieras de gran parte de la población. Volviendo a las cuentas que hice en el ejemplo de argentina, un 55% de los Bogotanos reporta ganar un salario mínimo o menos(1), y si bien esto no justifica el no pago del transporte, cuando uno suma estos factores frente a la deficiente calidad, la congestión y demás es claro que el incentivo económico a colarse en el sistema está ahí y es bastante atractivo. Ahora un dato que puede solo ser anecdótico, pero que en mi opinión le da validez a esta teoría. Para mí el problema de los colados se disparó desde que la implementación del SITP sacó de circulación las rutas tradicionales, las que no eran solo más baratas sino donde literalmente se podía negociar con el conductor. Ahora como el conductor tiene una sueldo fijo si bien se acabó con la guerra del centavo, las personas con escasos recursos, abuelos estudiantes desempleados, se quedaron sin poder de negociación. Aquí pues de lo malo lo bueno, ya que si antes se podía negociar con el conductor esto significa que entre los Bogotanos con pocos recursos hay una disposición a pagar por transporte, el problema es que no se ha encontrado.

Ahora con una alcaldía que se proclama a los cuatro vientos como progresista y que lucha por la igualdad me asombra como no ha visto el potencial del transporte asequible como un verdadero generador de cambio. Si bien, dio luces de querer hacer algo al respecto al disminuir las tarifas en general y en las horas valles, como todo en esta administración la idea estaba bien intencionada pero la implementación fue muy deficiente ya que los resultados fueron risibles. Todavía no se ha hablado de tarjetas de Transmilenio para los estudiantes, para los adultos mayores o más medidas que hagan el transporte asequible. A los que gritan que esto saturaría más el sistema, si estamos hablando que el problema son los colados, esto no traería un solo usuario más al sistema, porque ellos de por si ya están usando el sistema diariamente.

 Pero no todo para ahí, ya que por el lado del manejo financiero, me asombra que estas iniciativas  tampoco hayan salido de una compañía como Transmilenio. Ya que están dejando pasar los grandes contratos, de esos que tanto les gustan a los que trabajan en el gobierno, que podrían firmar si vendieran entradas de larga duración de manera masiva a diversos empleadores o a los mismos colegios y/o universidades a tarifas reducidas, además de estabilidad que le daría a su flujo de caja. Más aún cuando también hay incentivos por parte de las empresas ya que recuerden ustedes que muchas de estas compañías están pagando un subsidio de 74,000 pesos a cada trabajador al mes. Claro acá habría que requerir ayuda del ministerio del trabajo y faltaría ver todos los intereses ocultos que hay detrás de los sistemas de transporte. Aunque vale la pena aclarar que estos también existen en Argentina y Alemania, así que aún con corrupción se puede.

 Ya para finalizar, la principal conclusión que tengo de mis experiencias con el transporte público es su capacidad para empoderar a las personas. Por citar a Oscar Niemeyer quien en algún momento dijo desde su óptica socialista: „la arquitectura es el único arte social porque nadie puede privar a las personas de disfrutar mis obras“ de manera análoga el transporte nos permite incluso en una monstruosidad de ciudad como Bogotá, ir a todos los sitios sin pensar tanto en el costo para poder disfrutarlos elevando consigo los beneficios de los bienes públicos en que tanto invierte el gobierno. He ahí una plusvalía que está dejando perder señor Petro.

 (1)http://www.bogotatrabaja.gov.co/destacados/118-el-55-de-los-colombianos-consultados-gana-un-salario-minimo-legal

Metro de Berlín: BVG.

 

 

 

 

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