El Mal Economista

Publicado el EME

Cambiemos esta vaina!

Por: Harry Ramos

El mundo se conmociono con lo que ocurrió hace poco en México, 43 estudiantes murieron por razones todavía no  muy claras.  Este acto indigno a los estudiantes de distintas latitudes hasta generó  manifestaciones contra la fuerza pública por parte de algunos estudiantes mexicanos. El pasado viernes en la Universidad de los Andes, el Consejo Estudiantil Uniandino se unió a la manifestación de repudio frente a lo cometido en ese lugar. En el campus de la Universidad como un acto simbólico se instalaron 43 asientos vacíos haciendo alusión a los estudiantes que perdieron su vida en tierras mexicanas.

Al ver la intervención de manifestación apoye el sentimiento de repudio frente a lo ocurrido. No obstante, me pregunté por los estudiantes colombianos que a lo largo de esta interminable guerra han desaparecido, pensé en las miles de victimas del conflicto armado colombiano. Este blog nació como una iniciativa de estudiantes de economía que buscaban dar su opinión sobre la realidad. Por lo tanto, aprovecharé este espacio para hablar no tan solo como estudiante de economía sino como un estudiante cualquiera frente a los hechos que están ocurriendo.

Hoy confieso que me indigno frente a lo que esta sucediendo tanto en México como en Colombia. No obstante, me duele más lo que pasa en mi país donde son millones las victimas de un eterno conflicto. Violencia que ha generado victimas que son categorizados por macabras categorías: hay secuestrados, desplazados, asesinados y mutilados. No obstante hoy quiero añadir una nueva categoría a las victimas de este conflicto: los despolitizados. Estas victimas tal vez no han sufrido de la manera que otras victimas han sufrido el conflicto, pero son resultado directo de la violencia que hemos sufrido.

Los despolitizados son una generación (ofrezco excusas por la generalización) de jóvenes que poco le interesa la política nacional. Aun más peligroso, la guerra desencadeno una generación de estudiantes que se han dejado de preguntar por las respuestas que pueden traer paz a está nación. Esta generación ha perdido la esperanza del cambio y ha preferido voltear su mirada hacia otros horizontes menos cercanos y dolorosos que los que ofrece este país. Una generación que cree que el conflicto y sus motivaciones no son de su incumbencia. Y esto me indigna aún más. Hoy deseo recordarle a mis compañeros economistas que el conflicto que hoy creemos político tiene mucho de económico.  Le cuento a los estudiante de ingeniería que el atraso que ha llevado al olvido de regiones conflictivas del país también puede ser resuelto a través de infraestructura ingenieril. Este es mi humilde intento de llamar la atención para que salgamos del letargo de ser victimas pasivas de este conflicto.

La solución no está en estados en las redes sociales donde mostremos nuestra indignación. Eso está dentro de nuestra libertad de expresión mas debemos ir un poco más allá. No estoy con esto incitando a la violencia contra el Estado ni mucho menos a la anarquía. Yo creo profundamente que si los jóvenes estudiantes nos preocupáramos por preguntar por las respuestas que necesita nuestro país, este cambiaría. Respuestas que respondan a interrogantes como: ¿Cómo acabo la pobreza?¿Cómo resolvemos el problemas de la distribución de la tierra en Colombia?¿Cómo llevamos tecnología a las zonas distantes del país?¿Cómo ayudamos a las victimas?¿Cómo generamos instituciones fuertes?¿Cómo administramos este país sin corrupción?.

Regresando a la economía,  Robert Lucas, un famoso economista,  planteo teoría económica que se basaba en que el capital humano era el motor del desarrollo de la economía al largo plazo. El cuento del capital humano puede ser traducido ligeramente a educación. Lucas creía que la educación era el motor de la economía. Un pensador un poco más contemporáneo, Nelson Mandela también creía que esa era la herramienta para cambiar el mundo. Ambos autores tenían una visión distinta en el concepto del papel de la educación en el mundo. No obstante, ambos creían en que esta herramienta podía cambiar considerablemente la realidad con la que se enfrentaba la humanidad. ¿Qué pasaría  si nos arriesgamos a creerles?.

Hoy no hablo de una educación que busque solo enriquecer al estudiante en el futuro. Lo que necesitamos es una formación que permita que la persona mejore sus ingresos a futuro pero que también le de la oportunidad de aportar en alguna medida a un mejor país. Pueda que yo no sea el próximo Sarmiento Angulo pero sin duda alguna intentaré hacer algo por este país, desde mi formación de economista.  Por último invito a mi lector a que en pequeños actos se una a mí a intentar cambiar la tierra del olvido. En referencia a cuáles actos esa es una respuesta que solo Ud. se puede resolver.

@Harrye29

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