Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Los ángeles que algunos llevan por dentro

Hay quienes afirman que hablan con los ángeles, son unos pocos más que los que aseguran hablar con el topo Gigio. Una colombiana entre ellos, Juliana Acosta, ha dicho ante la prensa que se comunica con estos seres inmateriales, incorpóreos, unidades de energía, y que ellos le trasmiten mensajes. Como aparece en la prensa: “los ángeles le hablan en los idiomas que su cerebro entiende,  inglés y  español. Dice que son muy rápidos y claros con sus palabras, ‘porque tienen que descender su sistema de energía para llegar a mi altura, y yo tengo que subir mis niveles de energía para poder escucharlos’. En segundos, los ángeles: ‘me dicen palabras claves y muestran en mi tercer ojo (el espacio que hay en la frente), imágenes  que complementan el mensaje, y yo uno todo y entiendo lo que dicen’”.

La clave está en que ella “une todo y entiende lo que dicen”. El cerebro interpreta la realidad y la reconoce diferente de los pensamientos. Pero unas pocas personas no pueden hacerlo, no disocian lo que piensan de lo que ocurre por fuera de sus mentes. En el documental My Beautiful Broken Brain, la inglesa de 32 años Lotje Sodderland grabó su experiencia después de haber sufrido un derrame cerebral masivo. Uno de los daños más terroríficos causados por el accidente cerebral es la incapacidad de tener seguridad sobre lo que es real: el cerebro no puede determinar si un evento fue pensado, soñado o fue vivido, si lo que hay en su mente fue inventado o si lo ha experimentado realmente.

Como no hay ninguna evidencia de la existencia de ángeles ni demonios, como creer en ellos es cuestión de deseo o de fe, se necesita mucha de la misma o la predisposición a caer en el grupo de los llamados amigos de lo seudoprofundo, para creerle a Juliana Acosta. Un equipo de sicólogos de la universidad de Waterloo, liderados por Gordon Pennycook,  realizó una investigación sobre la capacidad de juzgar y tomar decisiones. Querían saber otros aspectos relacionados con las personas que encuentran sentido en las babosadas de esas frases que no significan nada, pero parecen hacerlo; como, por ejemplo, la definición de conciencia –del charlatán mayor– Deepak Chopra, que la define como: “una superposición de posibilidades”. Los sicólogos notaron, después de estudiar a 800 individuos, que mientras más altos el IQ y la capacidad analítica, más baja la probabilidad de dar sentido a frases seudoprofundas, mayor capacidad de detectar los sinsentidos en una serie de frases; en palabras sencillas, más inteligencia, menor capacidad de comer cuento. Sí, desafortunadamente las personas menos inteligentes son más propensas a dar crédito a frases que solo son pretenciosas, pero vacías.

Sin embargo, hay un aspecto realmente angelical de nuestra capacidad de dar sentido a frases cuyo significado es oscuro, como lo son muchas en la poesía. Porque tenemos este talento: completamos lo que falta en una idea, en una imagen, en una nube. Y esta es una capacidad maravillosa que puede volverse en contra nuestra y ser demoníaca, como cuando nos hace pensar que escuchamos o leemos información encriptada, información que nos llega de un supuesto más allá, pero que en realidad surge de la propia mente cuando da forma y sentido a lo que no lo tiene.

Interprete el lector el siguiente poema.

Poema 49

Un castillo suspendido en el cielo sobre el mar

A todos nos cuesta creer lo que vemos

Un montón de escombros devenidos en ángeles

Tus ideas no llegaron a edificarse

O tuvieron vida efímera

Miles de alas negras están a punto de llover

Hoy nos has callado la boca

El tiempo llegado es tiempo puro

Oscuridad de la oscuro, bestia humana, pequeña princesa de las flores

 

Poema de Carlos Patiño Millán de su libro: Correr tras el propio sombrero

Más sobre el documental My Beautiful Broken Brain:  http://www.independent.co.uk/arts-entertainment/films/features/my-beautiful-broken-brain-the-amazing-collaboration-of-david-lynch-and-a-woman-who-video-selfied-her-a6937571.html

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