Por: Leonardo Fabio Martínez Pérez*

@LeoMartinezUPN

La continuidad de las obras destinadas a la construcción de una infraestructura de servicios y comunicaciones en el territorio ancestral: Isla Gorgona, abarca una gran controversia sociocientífica y ambiental que todos los ciudadanos debemos analizar críticamente para actuar.  La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) otorgó, mediante la resolución 1730 del 2015, al Ministerio de Defensa Nacional, una licencia ambiental que autoriza el desarrollo de este proyecto que impactaría el sensible equilibrio ecológico del ecosistema marino. Se autorizó la construcción de la Estación de Guardacostas de la Armada, bloques operativo y administrativo, bloque de alojamiento de oficiales y suboficiales, bloque de alojamiento de infantes de marina, infraestructura complementaria, muelle marino, infraestructura para instalación de un radar y senderos.

Desde la autorización “ambiental” de este proyecto, las comunidades que viven en la isla, así como varios científicos, como Juan Armando Sánchez, Alan Giraldo, Diego Amorocho, Oscar Murillo, entre otros, expusieron objeciones consistentes por los impactos que acarrearía sobre la biodiversidad de la región. Por su parte las comunidades interpusieron una acción popular en noviembre del 2022 destacando la vulneración de derecho colectivo a la existencia del equilibrio ecológico, la defensa del patrimonio público, el goce de un medio ambiente sano, los derechos de la naturaleza de las generaciones futuras y la soberanía nacional.  Estas voces fueron plasmándose en una resistencia social importante frente al evidente inicio de las obras.

El gobierno del presidente Gustavo Petro paró el proyecto para escuchar a las comunidades y a las distintas voces que exigían no implementarlo. Esta acción política es coherente con los desafíos ambientales previsto en el Plan Nacional de Desarrollo “Colombia  potencia mundial de la vida”. Sin embargo, el pasado 12 de febrero en una rueda de prensa, la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad González, junto a Germán Umaña Mendoza,  el ministro de Comercio, Industria y Turismo junto a Iván Velásquez ministro de Defensa entre otros funcionarios sostuvieron la decisión de adelantar las obras con un conjunto de medidas que según ellos, atienden las demandas de las comunidades y siguen criterios de sostenibilidad ambiental. Los argumentos esgrimidos giran alrededor de fortalecer el Parque Nacional Gorgona fomentando la investigación científica, la educación ambiental, promover la modernización energética y fomentar el turismo con calidad. No obstante, estos aspectos no hacen parte de la licencia aprobada y no se encuentra un documento oficial que dé cuenta de un nuevo proyecto de mayor alcance para la comunidad.

Pese a los anuncios del gobierno que buscan tranquilizar las objeciones, la controversia continua en el seno de las comunidades y en los ambientalistas que insisten en no darle paso al proyecto. En primer lugar, se sostiene que la construcción de infraestructura por lo menos prevista en la licencia atiende intereses militares de la armada nacional, así exista la justificación de control de pesca ilegal y corredores del narcotráfico, se perpetua la lógica vertical del uso de la fuerza pública, en lugar de construir con las propias  comunidades estrategias efectivas para enfrentar estos flagelos, es decir, no es claro el beneficio de una estación de Guardacostas para las comunidades. Más aún cuando estas recuerdan la presencia militar con temor, pues  paradójicamente se asocia al incremento de la conflictividad y a la violencia de género. En lugar de ello, ¿por qué no invertir en otro tipo de proyectos socioambientales?

En segundo lugar, la ministra de Ambiente argumenta que la construcción del radar no se hará con fondos de los Estados Unidos sino que  será asumido por el Ministerio de Defensa, lo cual no resuelve el cuestionamiento ambientalista basado en estudios científicos que dan cuenta de la afectación de la actividad de los murciélagos por causa de las ondas electromagnéticas que emite y recibe este artefacto. Claramente la afectación de estos mamíferos será evidente y ellos también tienen el derecho a ser escuchados.

En tercer lugar, la construcción del muelle en un ecosistema marino (así se tengan las medidas más detalladas de mitigación o se justifique su construcción en una zona que había sido intervenida  anteriormente y que está en recuperación) terminará impactando a las tortugas, delfines, anguilas y otros organismos que habitan esta región. El fondo del asunto está si es necesario perturbar un santuario de flora y fauna sustentados en el discurso de modernización y fomento del turismo que aún sigue pautas técnicas plasmadas claramente en la licencia ambiental y que son distantes de prácticas sustentables basadas en conocimientos ancestrales.

En cuarto lugar, se argumenta que el manejo de combustible en la isla representa riegos importantes para turistas y demás habitantes , lo cual es cierto, pero la solución basada en la transición energética es lenta y poco prometedora, ya que se plantea modernizar el sistema de almacenamiento y transporte del hidrocarburo, pero no hay un proyecto de uso de un sistema de transporte basado en energía solar u otras fuentes de energía menos impactantes. Por su puesto para justificar la instalación del controvertido radar se promete que no usará combustible fósil.

Lo cierto es que las obras del controvertido proyecto tienen un avance, así lo reporta la propia información publicada en la página del Ministerio de Ambiente, que  muestra la construcción de la torre de estructura metálica que sostendría el radar y los senderos que conducen a la Estación de Guardacostas. Afortunadamente no ha iniciado la construcción de dicha estación, ni el muelle, ni la infraestructura para el almacenamiento de combustible y no se ha instalado el radar. Es hora de actuar y construir con las comunidades nuevos proyectos que atienden sus saberes y que sobre todo respeten la naturaleza como patrimonio. Las declaraciones del gobierno en términos de fortalecer el Parque Nacional Natural Gorgona deben plasmarse en nuevas iniciativas consistentes con el nuevo proyecto de país que se está construyendo, para esto es importante rescatar las palabras de la vicepresidenta Francia Márquez: “Frente al proyecto que se ha querido hacer  en Islas Gorgonas es que prima el derecho de las comunidades” que para este caso se han pronunciado por el cuidado de todas la formas de vida de su territorio y se han opuesto al proyecto. No es necesario defender proyectos del pasado cuando se pueden construir otros con legitimidad y respeto. Es el momento de cuestionar la racionalidad antropocéntrica y dar paso al biocentrismo con autoridad y contundencia.

Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional*

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