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Agosto, Selma, Mandrake y un conejillo

'Agosto' de Rubem Fonseca
'Agosto' de Rubem Fonseca

Se cumplen diez años de la aparición de ‘Agosto’, una de las emblemáticas novelas negras del brasileño Rubem Fonseca. La celebración no es más que una disculpa para rendirle homenaje con este divertimento narrativo. 

Nelson Fredy Padilla *

“Después de notar que yo estaba simultáneamente feliz y lúcido, una conjunción no sólo rara sino imposible, ella también quiso sentir lo mismo”…

Era agosto, un mes propicio... Habitábamos una nube tan gris como adictiva. Con la delicadeza de un carterista ella me quitó el cigarrillo anclado en la úlcera de mis dedos. Lo puso entre sus labios carnosos y lo aspiró con profundidad. Quise recuperarlo pero cambié de idea porque el ambiente se enriqueció con sus bocanadas. Inhalé el chorro hasta el origen de su exhalación. Mi boca de labios escasos perdida en la suya. La felicidad ya era éxtasis, la lucidez prepotencia. Una elevación que sólo garantiza el sexo pleno y la punto rojo, armada tal vez con la técnica transgresora de Felipinho, el Mandrake que me introdujo en el Brasil que ahora me perturba.

A los dos los conocí en la tribuna popular de La Gávea. Primero a ella por su culo. Después a él por obligación. Hacían fila en la taquilla para apostarle a ‘El cobrador’, el caballo que ganó la carrera de fondo de aquella tarde. Se rieron de mí cuando me vieron desperdiciar 100 reales en ‘Morel’, el potro que la revista especializada registraba como el más efectivo en la milla. Con las boletas en la mano, les expliqué mi teoría en portuñol y alardeé de mi trayectoria en los hipódromos como método de inmersión para conocer un país. Políticos, reinas, mafiosos, vagabundos, putas, ludópatas, todos en el mismo lugar.

En portugués me contaron que les habían soplado el dato desde las pesebreras: el devaluado ‘El cobrador’ derrotaría a los favoritos sin importar la artimaña. Y así fue. Un frustrante minuto y medio. La estupidez del sabiondo. Ellos ganaron y bailaron samba. Los felicité. Calmaron mi indignación con el hielo sobrecogedor de una Brahma. Brindamos por Brasil y por Colombia. –No pareces el turista típico. Ni del Jockey Club ni de la tribuna popular. –No lo soy. ­–Ustedes no parecen unos apostadores clásicos. –No lo somos.

En las carreras es donde más mentirosos por metro cuadrado existen y sin embargo al azar hay que creerle. Ella se llama Selma y es tan bella como una potranca de carreras, zaina, vigorosa y salvaje. Sin éxito traté de no evidenciar la conmoción que me causaron sus formas. Creí que era la mujer de Felipinho. Pensé: ¿Cómo puede andar un ejemplar así con un negro como este? Selma: ¿Sabes lo que mereces? Rasgarte el vestido, agarrarte por detrás y montarte a ritmo de jinete, con una mano en tus crines azabaches y la otra dedicada a fustigarte.

Rubem Fonseca, escritor brasileño.
Rubem Fonseca, escritor brasileño. Tomada de: http://c5.quickcachr.fotos.sapo.pt/i/b1f0467c4/6721689_n2l6w.jpeg

Me dijeron que son hermanos. Celebré por dentro. Me preguntaron qué hacía en Río. La mayoría de los turistas no van al hipódromo sino al Pan de Azúcar, a Ipanema, al sambódromo, incluso quieren ver las favelas, pero no pagan por pisar la arena de La Gávea. –Soy hijo de tahúr, gano, pierdo; un buena vida discípulo de Fonseca, de Bukowski. Creo en el sino ludópata: si he de morir que sea ahogado en el río de la suerte. –En Río te puedes ahogar pero en el alcohol y la dicha. –Por eso no me basta el Río de las postales.

Me invitaron a su barriada y no lo pensé. Coincidimos con una batucada en Copacabana. Bailé con ella incapaz de seguir el ritmo de los tambores o el de sus caderas. Ahí me ofrecieron el primer porro brasilero. ¡Dale colombiano! Me preguntaron por la mejor cocaína. Hablé con propiedad. Para impresionar a los amigos de Selma y a Selma prometí que les conseguiría la mejor, que conocía a unos traquetos que trabajaban con Fernandinho Beira-Mar, el capo brasilero más famoso, que podríamos hacernos ricos distribuyéndola en la ciudad.

Tengo lo mío pero no creí tener oportunidad con ella frente a esa pandilla de chicos malos. Uno de ellos se me acercó en actitud de advertencia. Jugaba con un cuchillo de explorador. Felipinho lo alejó. Atmósfera carioca. Impredecible. Parecía la casa de todos y de ninguno. Un juego, un pasillo, un cuarto. Selma me llevó a la cama, me pidió que le enseñara qué le gusta a las colombianas. Le hice cochinadas y ella me correspondió en la misma moneda. La marihuana, la emoción, el riesgo, me pusieron a la altura de sus orgasmos. Fui su conejillo.

Un mes propicio... Nos secamos en medio del glóbulo narcótico. Nunca me había sentido tan macho ni tan impune en un caos pasmoso. De vuelta al festejo me esperaba un policía. Malacaroso, uniforme negro, escudo en el pecho, pistola en el cinto. Me pidió el pasaporte y no necesitó hablarme español para entenderle que me iba a esposar para que respondiera en la comisaría por tener sexo con una niña. Acusado de corrupción de menores. –Hay testigos, me dijo, y miró al Mandrake y a su banda. Ellos asintieron.

El policía me puso la mano de concreto en el hombro y dijo que todo se podía arreglar si cumplía mi palabra. Felipinho y él se ubicaron a lado y lado. Un mandamás me encaró. –“Colombianito –dijo-, eres de los nuestros. Nos interesa concretar tu oferta”. –Ah, sí, mi oferta. Cuente con eso… Selma reapareció y me dio el último beso.

Me asignaron escolta para regresar a Bogotá. Agosto… el ángel negro… La felicidad y la lucidez se habían evaporado, pero por primera vez alguien apostó por mí.

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(*) Editor dominical de El Espectador

• Este texto fue presentado al V Concurso Literario “El Brasil de los sueños”, organizado por el Instituto de Cultura Brasil Colombia. Se trataba de hacer un relato de ficción de no más de mil palabras a partir del párrafo entrecomillado que se lee al comienzo, tomado del libro de cuentos ‘La cofradía de los espadas’. Si quiere leer más cuentos del homenaje a Rubem Fonseca (llegaron 894 de todo el país) ingrese a www.ibraco.org.co. Si quiere publicar el suyo en este espacio, escríbanos al correo [email protected]

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