El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

El derecho a asesinar

El reciente asesinato de Michael Brown es uno más en una larga cadena de muertes injustificadas de jóvenes afroamericanos en EE.UU. El hecho recuerda sobre el uso sesgado de las leyes de defensa personal, con prejuicios raciales en contra de la minorías.

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Por Marcela Alcántara Guerra*, México D.F. / @marcealguerra

“Nos uniremos, continuaremos nuestra lucha por la justicia, haremos que nuestros hijos sean recordados en la luz adecuada”

Sybrina D. Fulton (madre de Treyvon Martin, adolescente asesinado en febrero de 2012 en Florida

El 9 de agosto de 2014 Michael Brown, un afroamericano de 18 años, fue asesinado por un policía blanco en la ciudad de Ferguson, Missouri. Su nombre se une a las listas de jóvenes que han sido asesinados en los últimos años en circunstancias sospechosas. En estos casos existen dos factores que son el común denominador, que eran jóvenes desarmados y que eran afroamericanos. Igualmente, existe un tercer elemento que hace que estos casos sean aún más trágicos: la impunidad.

A raíz de su asesinato, el normalmente intrascendente suburbio de Saint Louis se volcó en protestas que duraron más de dos semanas. Bajo el lema “Hands up, don´t shoot (Manos arriba, no dispare), la sociedad civil salió a las calles y exigió justicia para Big Mike, como solían llamarle. Rápidamente la ira de la gente se transformó en disturbios que causaron más de doscientos arrestos y la presencia de la Guardia Nacional. Las circunstancias de la muerte del  joven indignaron a la juventud ya que a pesar de que los hechos describen que existió un uso excesivo de la fuerza, esta no fue justificada puesto que Brown murió estando desarmado y nunca puso en riesgo la vida del policía Darren Wilson. Es más, el disparo que lo mató lo recibió estando de frente y con las manos en alto.

Lamentablemente, como ya se ha dicho, este caso no es aislado ni único en los últimos años. En febrero de 2012 en Florida, Trayvon Martin fue asesinado en circunstancias similares. El caso conmocionó a la sociedad cuando el asesino, George Zimmermann, un guardia voluntario comunitario, fue absuelto por los hechos. Las leyes de defensa personal o Stand your Ground, como se conocen en Estados Unidos y que son vigentes en Florida, permiten que una persona dispare a otra cuando siente que su vida corre un peligro razonable. Este tipo de leyes surgieron con el objeto de proteger a las personas en caso de que sufrieran un ataque dentro de su propiedad. Sin embargo, se ha aplicado el mismo criterio cuando una persona se sienta amenazada dentro de cualquier lugar al que tenga derecho a estar. De esta manera la protección de las leyes de defensa personal incluye espacios como la calle, las escuelas y los centros comerciales. Igualmente, aplica este mismo criterio aún cuando una persona puede huir del lugar para ponerse a salvo.

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Por tanto, se puede utilizar esta ley en casi cualquier situación. Como consecuencia, de acuerdo a la justicia de Estados Unidos, Martin, que se encontraba caminando en la calle desarmado y sin haber confrontado a Zimmermann, murió porque este último sintió un miedo razonable por su vida que lo llevó a disparar al adolescente, justificando así su muerte.

Lo anterior, de acuerdo a organizaciones de derechos humanos en Estados Unidos, es violatorio ya que da pie a que “el miedo razonable” esté sesgado por prejuicios raciales en contra de la minorías. Lo cual en gran parte del país sigue siendo un tema sin resolver. Al igual que con los migrantes latinoamericanos, la población afroamericana sufre de actitudes prejuiciosas y discriminatorias en la vida cotidiana, pero de manera más acentuada cuando se enfrentan a la justicia. Por ejemplo, el Urban Institute realizó un estudio comparando estados que cuentan con leyes de defensa y estados que no. En general, encontró que los asesinatos de afroamericanos a manos de personas blancas son más propensos a ser justificados que cuando el asesino es un afroamericano. En los estados en los que no existen estas leyes, una persona blanca es un 250 por ciento más propensa a ser absuelta de un asesinato que una afroamericana. Sin embargo, cuando hay leyes de defensa personal este número se eleva a un 354 por ciento. Igualmente, se ha encontrado un aumento en los asesinatos, ya que las personas sienten que tienen garantizado un derecho a matar.

Es por todo esto que la población de Ferguson se pregunta si habrá justicia por la muerte del joven. El acusar y sentenciar a un policía blanco por la muerte de un joven afroamericano significaría al menos en el caso de Michael Brown, que las leyes de defensa personal no son suficientes para legalizar el prejuicio y el derecho a asesinar y que las la justicia habrá dado un salto a siglos de discriminación estructural.

*Bloguera invitada. Periodista mexicana.

 FOTOS: EFE

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