¿Se lo explico con plastilina?

Publicado el alter eddie

Plaza España

Plaza España, Bogotá 6:30 AM, mayo 30

Llego a una de las calles que circundan la plaza, debo hacer una llamada, una pareja de abuelos se encuentran vendiendo mecato y minutos, un muchacho habitante de calle de acento guajiro pasa y pide dos  bocadillos, termino mi llamada y mientras me como un chocorramo, el vendedor como explicándome con plastilina  me dice:

– ¿Sabe qué? Nosotros somos como un bosque lleno de arbolitos, y si el que cuida a los arbolitos los quiere cambiar de lugar o los anda molestando como a nosotros los vendedores ambulantes , pues los arbolitos no crecen y se estancan, como pasa con este gobierno que en lugar de apoyar  para que crezcamos,  hace todo lo contrario, mire no más lo que está pasando allí adelante  con toda esa gente desalojada en el Bronx.

Voy hacia el parque de la Pepita, allí se ven a varios habitantes de calle caminando, me encuentro con  mi amigo Tino y vamos hacia la plaza España, hay varias calles cerradas, mucha policía rondando, muchas personas durmiendo sobre las aceras, se siente la tensión en el aire, hay cantidades de ladrillos botados  en el suelo, rastros de vidrios rotos,  basura, policías del ESMAD ubicados al frente de la zona comercial .

Caminamos por la plaza  y nos sentamos en un muro, vemos varios cambuches improvisados, carretillas, huele a mierda mezclada con el olor del caucho quemado. Vemos a muchas personas yendo de un lado al otro, notamos que hay algunos que nos miran con cierta inquietud, tengo muchas ganas de fotografiar lo que estoy viendo pero se que es un riesgo innecesario. Se nos acerca un hombre y nos dice:

– ¿y ustedes qué?

mi amigo Tino dice que somos de por esos lados, el hombre me lanza una mirada amenazadora y me dice:

-Usted no, usted tiene es cara de periodista,

yo le digo que no, que soy artista, me sigue mirando fijamente y yo le cambio de tema y le pregunto por la figura que trae su saco,

– Oiga le gusta Bob Marley?,

el dice que si, que es como su Che Guevara,  que ayer se sentía como él, que había liderado  las protestas hacia la esquina que colinda con el colegio Agustín Nieto. Nos pide dinero  yo le doy dos mil pesos y nos dice que más,  mi amigo le dice que todo bien, la cosa se calma momentáneamente, nos damos cuenta que son varios los que nos están observando  “inventariando” y uno de ellos está a nuestro lado,  mi amigo nos dice que mejor salgamos  que la cosa se está calentando, nos vamos hacia el hospital San José y allí nos vuelven a buscar,   a Tino le sacan una navaja y le piden más dinero pero el maneja la cosa.

Algunos comerciantes nos cuentan  que están muy preocupados pues les parece que ese operativo está muy mal planeado y que ahora toda esa gente quién sabe para dónde va a agarrar, uno de ellos nos dice que es el reflejo de los conflictos del país donde pagan los  mas llevados, que esos que andan por ahí son es desplazados, que es como la cotidianidad del país  en chiquito. Otro nos cuenta que le preocupa la cercanía del problema a la zona y que se puede armar una guerra con los paras que protegen el San Andresito de San José, (me acuerdo de la mano negra de otros tiempos). Para una señora está pasando lo mismo que cuando acabaron con el cartucho y la gente agarro de un lado para otro. Otros no entienden porqué cerraron el día anterior el centro de acogida Bacatá.

Se escuchan helicópteros  que rondan la zona, la gente mira al cielo repetidamente, nos dicen que en cinco huecos están feriando las cosas que robaron en los saqueos del día anterior a un centro comercial, que los líderes del microtráfico se están armando en este sitio y en el San Bernardo para proteger sus territorios de los sayayines del Bronx,  que esto va a generar una guerra con muchos muertos, que las ventas se van a joder y que a ellos les toca igual  vender y que les quiten ese problema.

Una señora se acerca y nos dice que en la noche anterior un hombre se prendió por tratar de tirar una bomba incendiaria,  habla sin parar, nos cuenta sobre los niños que dejan empeñados en las ollas por cincuenta mil pesos  para pagar después setenta mil o cien mil, habla de su militancia e ida al monte con un grupo guerrillero desde los 15 años hasta los 21, de los discos de Gardel que el mismísimo Carlitos le regalo a su abuela, nos habla y nos habla mientras un gato ronronea y juega con mi mochila.

Vamos por el barrio, se ve a muchos  habitantes de calle  por allí, uno de ellos en una esquina vende una llave y la roseta de un bombillo, denme alguito por esto repite y  nos dice con tristeza:

–    ¿Saben qué? se siente como si ya no tuviera casa…

 

Comentarios