En el país del D10S

Publicado el dsilva

Argentina y sus contrastes

Para los que conocen este país, se han dado cuenta que Argentina está lleno contrastes en sus calles, en su gente y en su cultura. Y ante el fin del sueño de la albiceleste, tampoco fue la excepción.

Iba caminando por el barrio Palermo de Buenos Aires  con una de mis mejores amigas después del partido de Argentina y el silencio de las calles era todo lo contrario al ruido que se escuchaba a las once de la mañana.  Las caras de las personas reflejaban frustración y otros querían aparentar que no había pasado nada.

Mientras discutíamos con mi amiga sobre la derrota de Argentina, estabamos cruzando por una esquina de un restaurante de comidas típicas y vimos que dentro del restaurante sólo estaban los meseros aburridos  y en las mesas que daban a la calle, se encontraba un señor canoso, vestido de negro y con cara de extranjero. Cuando pasamos a su lado, el señor nos detuvo y con un con un español forzado nos dijo: -“Ustedes me tienen que felicitar, yo soy alemán y estoy solo acá,  quiero invitarles una copa de champagne  para que me acompañen a brindar por este triunfo”. Nos miramos con mi amiga con cara de no entender nada y ella le respondió amable pero a su vez , cortante: -«Mirá, tenemos que ir a un lugar y estamos con el tiempo justo, igualmente lo felicito, jugaron bien».- Y seguimos caminando.

Mientras mi amiga se quería olvidar de esa escena poco grata, yo pensaba: –Pobre señor, está sólo, en el país equivocado, sin poder celebrar con nadie porque la selección de su país natal acaba de sacar justamente al país donde se encuentra. Realmente ese señor tenía un gran motivo para celebrar y debía sentir orgullo de esos once jugadores que acababan de jugar un excelente partido… y por eso se animaba a invitar a algunas personas que cruzaban por esa esquina para pedir compañía.

Lo que no sabía ese señor, es que justo se lo dijo a una argentina, que se encontraba triste por la derrota de su selección y a una colombiana,  que siente que así gane cualquier selección,  carga con la frustración desde hace doce años, de no poder celebrar el triunfo de su selección en un mundial y es ajena a esa fiesta mundialista-. Tanto el alemán, mi amiga y yo, indudablemente, estábamos en el sitio y momento equivocado.

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