Tenis al revés

Publicado el @JuanDiegoR

Querido Ratón Pérez…

Lo acepto: me burlé de mi amigo Santiago Lobelo cuando perdió uno de sus dientes mientras jugaba un partido de tenis. Pero ¿cómo va a ser posible que se le resbale su mano del mango ya casi finalizando el swing de un saque? La raqueta pegó en el suelo y se devolvió en dirección a su diente. Quedó a medias: ni para un regalito del Ratón Pérez, ni para imitar a Heriberto de la Calle. Sólo quedó un mar de sangre, la semifinal perdida por retiro y una corredera al odontólogo. Me reí a escondidas, lo acepto, pero con temor a que me sucediera lo mismo. Y pensé que tras colgar la raqueta hace unos años, le había hecho la gambeta al tema. Pero la vida me la cobró en otro deporte. ¡No puede ser!

Fue la semana pasada mientras escalaba. Sabrá Dios por qué ahora me da por trepar y no por jugar tenis, al menos sin buscar nada. Mi delirio de intrépido me condujo a tal y mi cómplice fue mi amiga Valentina. Esta vez, ella interpretó el papel de burlona tras mi desgracia.

Desgracia: estaba haciendo un nudo bajo las instrucciones de un tipo cualquiera. Aún estaba en tierra, claro. Y un pesado, un maldito pesado que estaba en la pared aledaña a una altura de casi 10 metros, resbaló. Y corrió con tan mala suerte que la cuerda cedió ante sus kilos (véase:  La Mole de los cuatro fantásticos). Y, ¿adivinen a quién le cayó encima? El tipo se desplomó pleno sobre parte de mi cabeza y mi hombro derecho, en el momento justo cuando tenía juntos los maxilares…

Mis gafas volaron y la miopía me hizo creer que estaba sufriendo un derrame cerebral. Una muerte lenta. Una señora encontró las gafitas a un lado y yo las recibí mientras mis manos temblaban. Me supo la boca a consultorio odontológico, me pasé la lengua por los dientes y sí: me acordé de mi amigo Santiago Lobelo. ¡Se me picó un diente! Al menos si hubiese sido en mi ley: jugando tenis… ¡Pero no! Estaba mueco, burlado por mi amiga y todo por dármelas de alpinista citadino.

Conclusión: dejo los arneses y vuelvo al tenis. Mueco pero contento. Hasta luego.

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