Pelota literaria

Publicado el

LA HUELLA DE QUEIROZ

Colombia volvió a celebrar contra Argentina en una Copa América. Primera vez desde 1999, única victoria en enfrentamiento cruzado en los últimos doce años. Ocho partidos de empates y derrotas. Todo ese hechizo terminó ayer en Salvador de Bahía.

A los 71 minutos, Roger Martínez recibió un cambio de frente mágico de James, avanzó, enganchó y dio un latigazo a la pelota que se incrustó en el palo contrario de Armani. 1-0, premio justo para un equipo que fue muy superior a la albiceleste.

Quince minutos después, la «Pantera Negra», Duván Zapata galopó desde el centro del campo y armó un contragolpe con Martínez y Lerma quien le puso la pelota al pie para que el cañonero del Atalanta la pellizcara y así inflar la red de Armani por segunda vez y sellar el partido.

Grité ambos goles con rabia y júbilo. Se había vuelto imposible ganarle a Argentina. Sin Pékerman, con Pékerman, no había cómo. Pero este equipo con buena experiencia y ya dos mundiales encima, dio un paso adelante de la mano de su entrenador: Carlos Queiroz fue la figura del partido.

Cimentó un equipo con el legado de su antecesor, hizo varios ajustes y el once titular no sólo se ha hecho más compacto en la línea de atrás -tres partidos seguidos sin recibir gol-, si no que tiene más variantes para buscar puerta ajena. Ospina, sigue siendo un guardián de confianza bajo los palos y sacó tres balones inmaculados en el debut copero.

La apuesta por los laterales Medina y Tesillo, es obra del portugués. Así como recuperar una versión más colectiva de Cuadrado, y dar en el clavo con el doble pivote: Uribe y Barrios -extraordinarios en barrer en el medio campo y dar músculo al ataque-.

James apenas se despierta de un año con más lesiones que fútbol pero con la camiseta de la Selección, siempre va por más; y Falcao tiene el brazalete de todo el capitán que es. Roger, Cardona Díaz, o Zapata son alternativas inmediatas para ajustar al equipo dependiendo del rival.

En el debut en partido oficial, Queiroz guió al equipo con sabiduría y eficiencia. Los tres cambios fueron extraordinarios en los tiempos ocurridos. No sólo tocando las piezas que acusaban algún fallo o lesión -caso Muriel quien se perderá el resto del torneo-, si no atinando con los ingresos. Lerma dio una asistencia, y Zapata hizo gol la segunda pelota que tocó.

Su lenguaje pausado en las charlas y ruedas de prensa se contradice con la rapidez de sus decisiones y  suma a ello, ese diálogo continuo que mantiene con el cuerpo técnico pero también con cada jugador en el campo. Anda sin estridencias, pero su presencia ya inspira respeto, liderazgo y regocijo. Es un líder que une, y genera consenso, ya con ello, todos los aplausos.

El fue claro en advertir que el fútbol de Colombia ha logrado un nombre en el mundo y su misión es mantener ello y a partir de allí, crecerlo. Falta mucho, pero este equipo y su entrenador tienen una linda oportunidad de dar un golpe en la mesa de Sudamérica y levantar la Copa en la tierra de los reyes del fútbol. Contra Argentina no sólo acabaron con el pasado, si no que dieron un salto enorme hacia el futuro. Paso a paso, ahora viene Catar el miércoles.

 

 

 

 

 

 

Comentarios