Gol de Camerino

Publicado el Pablo Ríos González

Los otros tres

Si alguna empresa quiere contratar a tres integrantes del Real Madrid para hacer alguna publicidad, seguramente va a elegir a Cristiano Ronaldo, Iker Casillas y Sergio Ramos. Tiene lógica. Son los tres nombres más emblemáticos de la actualidad y, por lo hecho, quedarán en la historia. Sin embargo, hay otros tres hombres sin los que el cuadro ‘merengue’ no sería lo mismo: Luka Modrić, Ángel Di María y el director técnico Carlo Ancelotti.

Sin esas tres figuras, dudo muchísimo que el equipo blanco de la capital española hubiera conseguido su décima Champions. Cristiano, Casillas y Ramos son tipos superdotados. Cualquier equipo que los tenga va a pelear siempre por objetivos importantes. No obstante, jugadores de ese calibre necesitan obreros que les brinde equilibrio y sacrificio a su equipo –Modrić y Di María- y un líder positivo que aporte serenidad y los guíe a lo largo del camino, como el estratega italiano.

Una de las explicaciones más rotundas de por qué el Real Madrid no había podido volver a ganar una Champions es muy sencilla: la falta de un volante en el mediocampo que aportara un plus diferente. Del 2003 en adelante, intentaron con David Beckham, Thomas Gravesen, Fernando Gago, Emerson, Mahamadou Diarra, Lassana Diarra, Esteban Granero, Sami Khedira y Michael Essien y el resultado siempre dio negativo. Mientras, los madridistas recordaban cada vez con más nostalgia al congoleño, nacionalizado francés, Claude Makélélé. Un tipo con un despliegue impresionante que se comía la mitad de la cancha, recuperaba balones por doquier y entregaba pases simples y precisos.

Esta temporada, en su segundo año en Madrid, y con un Xabi Alonso gigante al lado, el croata Modrić fue la reencarnación del ‘Pulpo’.

Pero solamente con un cerebro y recuperador en la mitad de la cancha no se gana el torneo de clubes más importante del planeta. El sacrificio también es indispensable y casi que obligatorio. Y si no, pregúntenle al ‘Fideo’ Di María, que no me sorprendería que me digan que todavía sigue corriendo después de ese pique infernal que metió en el minuto 110 y desencadenó en el gol de Gareth Bale.

‘Angelito’, a principios de temporada, era un jugador a vender por la dirigencia del equipo ‘merengue’. Sin embargo, el italiano Ancelotti pidió que lo dejaran. Sabia decisión. A pesar de algunos inconvenientes con la hinchada, el volante siguió con su fútbol magistral, mientras el entrenador lo respaldaba día a día. Al final, el hambre y las ganas del rosarino fueron el combustible de todo el plantel para levantar la ‘Orejona’ por décima vez en la historia.

Y por último, el maestro de todos: Carlo Ancelotti. Un ganador nato. Había conseguido la Champions dos veces como jugador y dos como DT, siempre con el AC Milan. Llegó a un vestuario altamente revolucionado por el terremoto que había dejado su predecesor, quien se había encargado de malquistar a todos con todos dentro del plantel. Evidentemente, el problema no era sólo futbolístico. De cualquier manera, Ancelotti lo resolvió y bastante bien. Con su tono calmo y su figura paternal logró la cohesión grupal detrás de la línea de cal y la química con la pelota dentro del campo de juego.

Ahora, el Real Madrid y todos sus seguidores del mundo disfrutan de su otrora obsesión: la décima. Los buenos tiempos parecen haber vuelto, al igual que la paz en el camerino. Cristiano, Casillas y Ramos sonríen en todas las publicidades. Detrás, sin tantas luces, los otros tres siguen luciéndose.

Twitter: @pabloriosg

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