Cuero a sol y sombra

Publicado el Jaime Santirso

La Liga se hace pequeña

Durante el verano, la manta que abriga al fútbol español ha continuado reduciéndose como acostumbra. Barcelona y Madrid la estiran por arriba, inmersos en una carrera interminable hacia la perfección. Las deudas la estrechan por abajo y los equipos empequeñecen para encontrar cobijo. Pero la espera pudo más que los debates alrededor del interés y modelo competitivo. Ayer el telón no se abrió: sonrió, y a través de la abertura pudimos ver el comienzo de una nueva temporada.

Gran parte de las sonrisas surgieron alrededor del nuevo nombre propio: Neymar. Más que necesidad, su incorporación es cuestión de supremacía. Tras Messi y Ronaldo él es El Tercero, y era inevitable que su desembarco en Europa creara batalla. Envuelto en una camiseta azul y roja, el equilibrio artificial, más marketiniano que futbolero, se ha roto. La respuesta blanca intenta restaurarlo: Bale, El Cuarto.

Neymar no ha sido cuestión de necesidad, decía, porque el agujero hace sufrir está en la defensa. A Zubizarreta recibió la lista de la compra para organizar una parrillada y apareció con un melón. Espléndido y brasileño, sí, pero melón a fin de cuentas. A día de hoy, el Barcelona tiene cuatro grandes jugadores para un solo hueco en el once: Alexis, Pedro, Tello y Cesc. Nadie tiene noticias en Barcelona de Thiago Silva, David Luiz u otro portero.

Thiago olió la situación y acudió fiel a la llamada de Guardiola. Su marcha es una gran pérdida por sus condiciones como futbolista y lo que es más importante, genera un vacío en el salto generacional del centro del campo. Aún y todo, está por ver si el Barcelona echa más de menos a Thiago que Thiago al Barcelona.

El que sí llegó cuando hizo falta fue el Tata Martino. No había alternativa, después de que la enfermedad volviera a morder a un Tito al que, como dijo en su momento Rafa G. Palencia (@juanblaugrana), puede que hubiera sido necesario dejar al margen. A pesar de ser una incorporación apresurada jugada al todo o nada, no parece haber sido un disparo al aire. Martino parece tener, por gestos e historial, algo que aportar.

La primera innovación del Tata no lo ha sido. Con él ha vuelto la presión asfixiante –para prueba el gol de Alves– que se convirtió en el arma más efectiva del equipo. Efectiva y tradicional, pero perdida a lo largo de un camino hacia el acomodo. El desembarco de Martino sacudirá al grupo y parece haber cabida para el optimismo: los primeros pasos de un proyecto suelen ser los más fructíferos. El desarrollo es contrario al dogma.

El espectacular debut azulgrana contrasta con el atasco blanco. Tres puntos sobre la bocina, que son más engaño que continuismo. El Madrid ha fichado mejor y menos caro –que no más barato, pregunten por Illarramendi-, y ha completado su bloque más sólido de los últimos años. Con Isco por bandera, recuperando a Carvajal y dando una oportunidad a Morata; se ha vuelto una senda abandonada hace mucho y que ilusiona al madridismo: la españolización.

El acierto también ha pasado por reforzar el centro del campo: la línea más importante y la más desmejorada. Un Isco estelar más un Casemiro descubierto, un Illarramendi por destapar y un Modric adaptado pondrás las cosas complicadas a Ancelotti. La llegada del técnico italiano augura un periodo de paz tras las turbulencias generadas por Mourinho. El portugués se ha ido, pero no del todo. Todavía permanece el poso de un debate dañiño, ¿la maldición de Casillas o la leyenda de Diego López? El primer asalto lo perdió ayer el capitán.

La pelea debajo del agua

Mientras estos dos enormes gigantes sobresalen kilómetros sobre la superficie, los dieciocho restantes pelean para no ahogarse. La ruleta del sistema competitivo perpetúa e intensifica la inferioridad y las deudas empujan hacia el fondo atadas al tobillo. Las exigencias económicas no apuntan hacia la relajación, sino todo lo contrario. Y así, empieza el éxodo.

Los jugadores de calidad encuentran dos salidas: o sumarse a los grandes o escapar. Y los mejores, claro, se van. Este año han sido Falcao, Llorente, Navas, Negredo, Soldado, Thiago y Iago Aspas, sumados a los Silva, Mata, Torres, Cazola, Javi Martínez, Azpilicueta, Javi García, Monreal o Michu que ya ven la Liga desde casa.

Este fenómeno supone un cambio de tendencia: los futbolistas españoles se han convertido en carne de exportación. Y para muestra, la Selección: por primera vez en su historia ha habido en una convocatoria más jugadores de clubes extranjeros que españoles. Todo apunta a que este próximo año solo Barcelona, Real Madrid y Atlético estarán representados. Las evidencias cada vez son más intensas: la Liga se hace pequeña.

 

Jaime Santirso

@jsantirso

 

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