De chévere a xerinola

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Mongolia en el transmongoliano

Mongolia

Desde Irkutsk nos montamos de nuevo al tren para dirigirnos a la ciudad de Ulaan Baatar, capital de Mongolia. Esta vez serán tan solo dos noches, pero con un cruce de fronteras eterno. El viajero debe saber que durante todo el tiempo que el tren esté parado, las puertas de los baños permanecerán cerradas.

Mongolia es el país con menor densidad demográfica del planeta con 2 habitantes por km2, el sueño de todo usuario de transmilenio en hora pico.

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Los mongoles son un pueblo de raíces guerreras. Bajo el arco, el arma más efectiva de los mongoles, de Gengis Kan conquistaron desde Europa Oriental, casi a las puertas de Holanda, hasta el Pacífico y desde Siberia hasta el norte de Tailandia. El tren da mucho que pensar y a mi se me ocurrió pensar que cuando mataron al padre de Gengis Kan éste prendido de la ira, unificó las tribus mongolas y empezaron a matar y conquerir todos los territorios que encontraban a su paso, creciendo como si de una bola de nieve se tratara. Llegaron a conquistar casi medio mundo. Su calidad de nómadas, imagino les permitió ir avanzando sin problemas pero cuando el territorio fue demasiado grande esa calidad de nómadas que les había permitido conquerir tanto, les hizo perder el control de todo lo conquistad por que ya no estaban ahí.

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Ulaan Baatar posee el distintivo de ser la capital con las temperaturas medias más frías de todo el mundo. Para nosotros y la mayoría de viajeros es una ciudad de paso para ir al parque nacional de Gorkhi-Terelj y/o al desierto. Para adentrarse al desierto se requiere un mínimo de siete días y por no disponer de más tiempo únicamente podremos intentar emular los mongoles con su vida nómada pasando unos días en el parque nacional de Gorkhi-Terelj en uno de sus gers, casa típica mongola que transportan en su vida nómada.

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Oscurece pronto y sin electricidad, la imaginación empieza a brotar. Al igual que los cortometrajes que hicimos en el tren que nos transportó de Moscu a Irkutsk, con las matrioskas como protagonistas, en esta ocasión aprendimos a pintar con luz.

mongoliaAl viajero le recordaría lo anterior:  las noches son largas y las temperaturas bajas, así que no se crea un mongol más, nuestro termostato nos queda muy lejos del suyo, y pida si serian tan amables de dejarles un poco de leña adicional para mantener la estufa, con la que van a dormir en el ger, prendida más tiempo del previsto.

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El parque se suele visitar a caballo. El caballo mogol es el Przewalski y se diferencia de los demás principalmente por su baja estatura. Aunque a pie también puede encontrar preciosos parajes con la libertad de tomarse la visita a su propio ritmo antes de volver a la ajetreada capital.

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Por lo extenso del país creo que ha sido una visita demasiado corta como para extraer cualquier conclusión aunque sí he podido comprobar la amabilidad de los nómadas del parque y los problemas de alcoholismo que tristemente deambulan por la ciudad. Me voy aun pensando en el Gran Kan y si será verdad eso que dicen que todos poseemos algunas trazas de él en nuestro ADN.

 

 

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