Fotografías y reporte de Yanoad Flórez desde Ciudad de México
Desde tempranas horas de la mañana del lunes 5 de septiembre, los seguidores de Juan Gabriel (Alberto Aguilera Valadez), se reunieron en los alrededores del Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México, para rendirle tributo y hacer el duelo de la despedida.
Las filas eran interminables, las avenidas y los parques fueron ocupados poco a poco en el transcurso del día, por la gente que quería darle el último adiós a su ídolo, a ocho días de su muerte en Santa Mónica California. Pero el tiempo sirvió para disponerlo todo: pantallas gigantes para transmitir la llegada de la carroza fúnebre, las presentaciones de los artistas que le hicieron tributo, y la peregrinación de los seguidores al interior del Palacio de Bellas Artes.
En las calles se veían imitadores, seguidores con camisetas estampadas con las letras de sus canciones, flores y otras formas de expresar el amor por parte de un público siempre se sintió correspondido por el divo de Juarez, y que lo cantó y lo lloró en la tarde gris del lunes.
Juan Gabriel vivirá en las canciones que compuso e interpretó, como lo dijo tantas veces, en la memoria de un público que abarca varias generaciones que crecieron con su música. Esta fue la despedida a un hombre que supo cantar las pasiones latinoamericanas, el alma melodramática de un continente que se integró bajo su voz, «se fue como la espuma…p’arriba», dijo una de sus seguidoras mientras esperaba en la fila, el turno para despedirse de él.