Una mano tendida, desmembrada del cuerpo, captó mi atención. Alguna vez esa mano perteneció, supongo, a un obrero o a un pianista, a un operario de trenes en Japón o a un hombre que acondicionaba señales de tráfico en las vías niponas. No sabremos ya su historia. Pero el mismo gesto de la imagen tuvo que repetirlo millones de veces en su vida, ya fuera al escribir, tenderle la mano a su esposa o al descansar en su tatami y dejarse llevar por el sueño. La mano tendida de la exposición Bodies Real + Fascinante, así, desprovista de historia, es la de cualquiera. Esa total abstracción nos permite verla como algo impersonal. Pero también como parte de lo que seremos cuando ya no estemos. Pero ante todo, de lo que ya somos, bajo la capa de epidermis que nos cubre.
El cuerpo humano sorprende por su complejidad y perfección. En la exhibición, más que las imágenes plásticas de cuerpos acomodados para el recorrido del público, sorprenden las miembros sueltos: su compleja estructura, su ausencia de historia y lo que debieron transmitir en su momento cerebros, manos y rostros, ahora estáticos. Ahí está el andamiaje de un ser humano, para poder entendernos físicamente. Nuestra vitalidad e imaginación sólo han logrado condensarlas otras formas de ver el mundo como el arte y la escritura.
Las siguientes imágenes fueron logradas en la exposición que ya recorrió Medellín, se encuentra en Bogotá e irá luego a Cali, gracias a un permiso que me concedieron los organizadores. Acá, una breve selección. Sólo imágenes. Por si no la ha visto o por si quiere revivir una pequeña parte de ella.
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