Carolina Guerra protagoniza, casi sola, una película que toma muchos riesgos y sale ganando. Es hablada en inglés, rodada en Nueva York y cuenta la historia de una ladrona que se vale de cinco estrategias para lograr sus objetivos y circular por la ciudad como pez en el agua.
Por : Mónica Diago
“A Ricardo Gabrielli le gusta filmar, no se vara por nada” fue la frase que le escuché a una de mis amigas el día de la premier de la nueva película de Gabrielli: Cinco.
Y si, la película parece la proeza de un realizador que no conoce negativas. Una sola protagonista, una misma persona dirigiendo, haciendo la fotografía, la edición, el montaje (Ricardo Gabrielli), una ciudad que hemos conocido gracias al cine: Nueva York, y una historia contada en inglés.
Ricardo se fue a rodar a los barrios emblemáticos de Nueva York con una cámara, su actriz de confianza y su esposa , que es la productora ejecutiva. Y lograron hacer una película de misterio, con muy bien ritmo, donde Carolina Guerra se destaca por su valentía de echarse una historia al hombro y hacer padecer al espectador.
Su personaje es una “ladrona ejecutiva”, es decir una ladrona muy bien vestida, que se mueve con destreza en una ciudad que no es la suya. Su espíritu temerario la lleva a la boca del lobo y empiezan los problemas. El resto no se los cuento para que vayan al cine y se dejen entretener. Ojo, hay secuencias que pueden resultar miedosas, escabrosas.
La sabrosura de esta película (aunque el guión me dejó con algunas preguntas sin resolver) recae en la mezcla que logró hacer Gabrielli de la actuación, el montaje, la música (el otro protagonista) y el idioma. Lo confieso, es extraño escuchar una película colombiana actuada en inglés, pero para mi sorpresa no suena mal, no salta, “no chilla”, como diría mi mamá. Es verosímil, el acento de Carolina Guerra está sutilmente neutralizado y Nueva York luce como una ciudad cotidiana a la que todos podemos acceder.
La necesidad de enfrentarse a nuevos retos hizo que Gabrielli escribiera una historia en inglés, que grabara algunas escenas con una GoPro , y se dedicara 22 días a recorrer medianamente camuflado las calles de la ciudad detrás de su actriz.
“Básicamente teníamos los mismos problemas que puede tener quien filma en Colombia, el tráfico, alguna cosa que no funcione en la cámara, la lluvia que no se puede predecir, pero nosotros estuvimos un buen tiempo haciendo la pre producción para poder rodar en el tiempo que teníamos. Entre más preparado estés menos cuesta el rodaje”, comenta Ricardo.
Hay que ver Cinco para comprobar, una vez más, que el cine colombiano está lleno de géneros arriesgados y de directores que no sueñan con hacer películas, sino que las convierten, con poco dinero y mucho trabajo, en realidades.
Acá les dejo el trailer: