Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Una cita en primavera

 

primavera

Era imposible seguir apartándonos de esta cita sin comportarnos esquivamente.

La cara en el espejo, el paso de las manos por los ojos, la fecha del aniversario y la mirada a un pasado que nos llevó a llamarnos más maduras, más sensatas, menos lloronas.

Quién iba a entender el ejercicio de volver sobre nosotras mismas, a ratos nostálgicas, a ratos llenas de esas culpas con las que no paramos de luchar, y en otras oportunidades con un poco de esperanzas disfrazadas de futuro.

La cita es para un día normal en el que los ruidos de la calle nos señalan que estamos vivas, que adentro hay una fuerza incontrolable que trae la marca, las respuestas.

Un año de recuerdos.  Recuerdos de una noche de tristezas que convertimos creativamente en una pasión que hoy bombea visos de tranquilidad, cuando el mundo entero sigue gritando que no es posible.

Una fecha para recordar que decidimos misteriosamente, conjuntamente,  conspiradoramente y a distancia, que íbamos a mandar sobre los placeres para convertirlos en principios rectores de nuestra nueva felicidad.

Unas cuantas se quedaron atrás. Hay que verlas llorando sobre sus huesos la pena ridícula de no tenerse ni a ellas mismas.  A cambio, nosotras asistimos a la cita, nos miramos con complicidad y confirmamos que sin perseguir lo extraordinario  estamos listas para la primavera.

Otras se suman en un mundo de sensaciones reales.  Nos comunicamos y comprendemos el misterio de esta fuerza inagotable que nos hace lloronas vivas.

365 días después era inevitable esta cita con las señales, con las nuevas mujeres que traen los códigos del verdadero afecto, con algunas respuestas y la misma intención de compartirlas viendo el rostro del espejo en un nuevo ciclo.

Gratitud, lloronas, ahora que se inicia la primavera!

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