Por: Milena Agudelo Trejos
Luego de haber sorteado la tormenta, abrí mis brazos y hospedé con ellos fuertemente la calma. Nuevamente me vi y me recordé.
Entendí que a mis 32 años, ese encuentro con mi esencia, con lo que realmente soy y quiero, fue el momento exacto para tomar Mi decisión.
Decidí ser la comandante de mi vida; que atrás quedaría sólo el recuerdo de alguien delante de mí.
Decidí amarme profundamente sin olvidarme ni un solo momento de ese amor, por algo transitorio o real.
Decidí que como mujer debo escudriñar hasta mi último rincón para sanar heridas y apreciar la maravillosa experiencia de ser mamá.
Mi decisión fue mirar al alrededor, cerrar los ojos y dejar entrar realmente a mi vida lo que enriquece mi ser, más que mi bolsillo.
Decidí buscar mi camino, ese que enriquece el alma y hace reír al corazón con cada salida de sol, porque el ahora no me lo garantiza el lugar ni una persona determinada; el ahora me lo garantiza mi valentía y mi actitud sin interrumpir los sueños, el paso a paso, el proceso.
Decidí tomar mi decisión, luego de haber transitado por escenarios de vida que me permitieron decir con total certeza, esta es mi Decisión.
Me vi de nuevo, a mis 32. Decidí y me vi tranquila, en paz conmigo misma, con los demás, cerrando procesos y amándome con todas mis entrañas.
Más de lloronas de abril en https://www.facebook.com/lloronasdeabril/