Por: Cristian C. Álvarez.
Con ansiedad esperaba en la estación del tren.
Contaba los segundos uno por uno
Estiraba las piernas que sentía adormiladas
Tomaba suspiros tan grandes que llenaban sus pulmones.
El tiempo era su angustia y no dejaba de pensarlo.
El latido de su corazón no se ralentizaba
El reloj tenía prisa por marcar la hora indicada
Estaba dispuesto a morir antes que no cumplir su promesa.
De nuevo su mirada le permitió ver la hora.
Falta poco tiempo para morir y él lo sabe
Solo puede tener esperanza; no le queda más.
La angustia ha tomado su mente y el temblor de sus manos
La desesperanza invade como un helado líquido su espalda
No duerme hace dos días pensando en este momento.
Recuerda con anhelo en su alma.
El reloj marca la hora pactada
Sus piernas están dormidas y no le responden
Se desploma tan ligeramente como puede
Mira por última vez el tren estacionado
Toca el suelo con su frente
Lágrimas recorren sus mejillas
Su mente y su corazón lo saben
El amor de su vida se ha marchado.
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