Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Elogio a la mujer sin rostro

mujer sin rostro

Te quistaste la máscara en una noche de esas de múltiples cansancios.  Llegaste a recordarme que también estamos hechas de temores, de misterios.  Que en alguna época de la vida esperamos con ansia el final del aplauso, para reivindicarnos en la orilla de una pasión que tardamos en descubrir.

Que cuesta vivir y avanzar y darse cuenta de la maldad.  Padecerla en carne propia, con fuego ardiente, cerradas en pensamiento, condenadas al oscuro rincón de tragedias que no quisimos compartir.

No sabes que vivo al lado de ese mundo que alguna vez habitaste con un orgullo inconsciente, como todas alguna vez lo hemos hecho.  El escenario en el que te viste en el espejo, con el velo de la seducción y la belleza armada para un universo que premia la desdicha. Un mundo que nos compara, que prioriza bondades armadas por la publicidad y al que le seguimos el juego, pensando que es el único retorno.

Pero no sabes que también vivo al lado del mundo femenino que aplaude tus nuevas felicidades.  Te veo despojada de esa máscara, como si me obligaran a ver una película de horror. Lloro y trato de solidarizarme contigo, sin que tenga que hacerlo, porque ya superaste los límites de cualquier fortaleza.

Nosotras, que nos creíamos fuertes, que nos llamamos valientes por superar caprichos, cuando tu realmente superas los límites del perdón y la belleza.

No puedo creer que exista una como nosotras, que se dejó ganar de las pasiones y desbocó sus demonios sobre tu piel.

No alcanzo a imaginar los fantasmas que la persiguen, y también los que lo persiguen a él, como si nos atara a todos una última cadena, con los eslabones de la felicidad y la desdicha.

Pero cuando te veo, radiante, de vuelta a tus bellos ojos color sol, vuelvo a creer que vale la pena hablar.  Proponer más que un juego de memorias y moralejas, para aceptar solo las reglas que nos llenen de felicidad.

Con la máscara solo eran visibles las líneas de tus labios y tus cejas protegidas.  Luego del aplauso, quedan los sollozos de mujeres del mundo entero, que como yo, lloramos tras verte en un video, porque podemos comprobar, como en los cuentos de Cortázar, que la verdadera cara la tenemos bajo la máscara, y que solo los más humanos, podemos acceder a ella.

Es tu privilegio, Dana Vulin. El nuestro, ver tu rostro bajo la máscara.

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