Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Carta para despedir el desamor

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Adriana Patricia Giraldo Duarte

Y nos enfrentamos a la palabra, y luego a la realidad, y por primera vez a esa conversación inaplazable de amigas, que nos trajo una verdad impuesta.

Claro que me dolió tener que decirte que a veces el amor es una trampa y que para no caer en ella tenemos que aliarnos con la intuición, con esa voz interna que jamás nos dejará caer, ese susurro tan privado que no juzga las acciones de los demás sino que entiende que fueron espejos que pasaron por nuestra vida para mostrar la verdad oculta.

No creas que es fácil pensar que la vida es dura y que a veces hay decisiones inconscientes que no pueden medirse, porque hacen parte de la inexperiencia, hacen parte de lo que debemos aprender.   Que el amor será a veces conexión mágica y besos, pero también, lágrimas nocturnas y silencios extendidos.  Una palabra, una mentira, una verdad a medias, un momento para olvidar.

Que el desamor también puede cultivarse, si uno quiere, pero que es mejor anticiparse para proveer momentos esos de felicidad que son como un tesoro guardado bajo nuestras transiciones, para recordarnos siempre, siempre, que amar es mejor que odiar.

Se acaba la magia y aparece la desilusión temporal, porque te das cuenta de que las páginas del libro no eran color rosa, y por edades, vas descifrando las tonalidades del gris, del blanco, del negro…de la vida!.

Y serás fuerte, y estarás contigo misma para encontrar las respuestas, para decidir quedarte con tu luminosidad y con la magia que te pertenece y que te hace tan diferente a las demás.

Y respirarás, con la sensación de dignidad que solo acompaña a los valientes, y tus armas serán el afecto y no el desprecio; la nobleza y no la traición; las sonrisas limpias y la posibilidad de decir siempre lo que opinas.

Y tendrás contigo palabras nuevas para cautivar, porque habrás entendido que en tus manos estarán el placer y la felicidad. Que llorarás solo para probar la melancolía y para acabar diciendo, como en la canción, que una palabra lo dice todo.

Que puedes elegir el desamor, pero es importante entender primero que el amor será eterno en tus recuerdos, que tienes que abrirle paso a la vida, porque vendrá la ruta limpia en la que tú serás la dueña del camino, con el cómplice perfecto que te cante como el poeta, “Si un día me faltas no seré nada; y al mismo tiempo lo seré todo; porque en tus ojos están mis alas y está la orilla donde me ahogo”.

Y ese cómplice nuevo te hablará con honestidad, y tú, en la orilla, agradecerás mil veces estar hecha de bondad y la compasión.

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