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El texto del deseo

esencia-humo

Vivian Delgado

Lo deseo cuando toma sus cigarrillos y los fuma como si fuera la realidad que estuviera intentando desmoronar, como si todos los engranajes que nos convierten en sumisos los estuviera arrancando de a uno y derritiéndolos con su fuego de lucha.

Lo deseo cuando me mira y esos ojos cafés le brillan y sonríe y piensa y me analiza y entonces sin palabras, sin mentiras y sin verdades me acaricia la piel. Lo deseo cuando el tono de su voz se convierte en un poema erótico y entonces la sangre me recorre a velocidades increíbles, y siento la humedad apoderarse de mi sexo, lo deseo cuando me pregunta por mis pensamientos y me avergüenza decirle aunque sé cuánto le gusta, lo deseo cuando me desea y lo veo, lo deseo cuando lo imagino y cada noche antes de dormir el roce y el tacto me calman la necesidad de él, lo deseo cuando ríe de felicidad, de ironía, de deseo. Lo deseo cuando me siento niña y vulnerable ante su presencia, porque sabe que a esa cama volvería. Lo deseo cuando es formal y cauteloso mientras intenta seducirme frente a los ojos que nos vigilan y entonces me detalla, y se pasea alrededor de mí tan cerca como para que yo sienta el aroma a café y nicotina que deja su presencia, a papel y tinta, a sudor y lucha y entonces me mira y me memoriza.

Lo deseo porque aunque me autodenomine cabrona, él sabe volverme humana, desastrosa, sutil, tierna, mujer, sabe detener cada bala disparada, conoce las grietas de mis muros donde sale y entra a su antojo. Lo deseo cuando me escucha, y juega a exasperarme. Lo deseo cuando a las 11:50 de la mañana, un miércoles me hace leer sus palabras carnales que va evacuando de su boca junto al humo del cigarrillo que tiene entre sus dedos de su mano izquierda, en público se siente erecto y me roza con su mano derecha el vientre.

Lo deseo porque me descifra, se mete en mí con astucia, porque luego de los besos, las charlas, las caricias, las risas, distracciones y el sexo, hace que me den ganas de quedarme, sin protocolo, sin suplicas, sin favores.

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