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¿Qué viene después del punto final?

 

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Por: Leidy Alejandra Henao

El final se niega a ser final, se rehúsa a encontrar la palabra que antecede al signo de puntuación definitivo, ese signo odiado para aquellos amantes que se niegan a concluir la historia, para aquellos fanáticos del libro que pronto van a terminar, pero tan anhelado para aquellos que han padecido la historia, para los que han sido víctimas y llevan en el cuerpo y en el alma las cicatrices. 

Ese final súbito, lacónico, decisivo que va por ahí siendo parte de nuestro día a día, que se camufla entre guerras internas y se debate entre un sí y un no, que decora discursos y rebusca escenarios para justificar la lucha con las armas, que eterniza miedos, ese ciclo constante que nos direcciona a un eterno retorno y esa resistencia de soñar con lo nuevo.

El punto de inflexión que fija el final no lo determina pero lo hace necesario la firma de un acuerdo, lo precisan además los silencios de las armas cuando sean perpetuos, la ausencia definitiva de gritos y amenazas que se convierten en la conclusión amable del libro, la carencia de acción que nos obliga a mutar y trascender.

El final nunca será un final adrede como la crónica de una muerte anunciada propuesta por García Márquez, él aparece después del agotamiento, cuando los muertos ya han sido suficientes, cuando nos encontramos exhaustos, cuando todo nos da un motivo para cambiar la historia.

Hay finales protocolarios a los que estamos acostumbrados y que no llegan por sorpresa porque están acompañados de una celebración; en esta ocasión una firma pública de lo ya acordado y después que el pueblo lo refrende, pero este final sin duda va acompañado por un cúmulo de pequeños finales.

La dejación de armas, la reinserción social, la distribución de la tierra de una forma equitativa y justa, la esperanza de terminar con tanto dolor, se convierte hoy en un sinfín de puntos suspensivos que sólo será una historia admirable cuando sea eso, historia, por lo pronto somos parte de la construcción de una utopía que se teje día a día y nos involucra a todos, ese final, tan anhelado final que no pretende más que crear una historia diferente.

 

 

 

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