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Palabras a Frida

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Por: Liz Paspur

Los naranjas del atardecer y el olor de las calles soleadas en Bogotá, me transportaron aquellas calles donde los pies de Frida pisaron, corrieron y lloraron. Una nostalgia profunda invadió mi ser, una nostalgia de México, una nostalgia de tortillas y una nostalgia de la verdadera Frida, a la que le carcomía el capitalismo y la chingaba los “pinches gringos”, una nostalgia que sentía como hielos dentro de mi pecho me han cautivado en esta tarde y me ha traído reflexiones que quizás a nadie le interesen.

Aquellas veces que solía desahogar mi soledad en las calles de Coyoacán, mirando a los niños comer churros largos y azucarados, pensaba en Frida y en lo que se imaginaba,  y en que apenas unos años después de su muerte, con la ola de las modas hipsters e intelectuales, su imagen, su pinta y su cara, iban ser reproducida como pan caliente y vendida como pizza de mil pesos ¿Qué pensaría Frida si viera su imagen pegada en la carcasa de su iphone s4? Y peor aún ¿Qué piensa usted en llevarla colgada en su camiseta colorida que le costó más de 50 dólares?

Y es que esta sensación es una leve combinación de ironía y desilusión, pero también de nostalgia de querer volver al pasado, a esas calles de Coyoacán, antes de que los niños comieran sus churros azucarados; esa terrible y natural necesidad que tenemos los seres humanos de anhelar épocas antiguas, épocas atrás, de querer respirar el pasado para escapar del humo del presente. Esa necesidad que al final se convierte en una simple función para cerrar los ojos, unos por indiferencia y otros como yo, para escapar de esta absurda modernidad donde llevar a Frida Kahlo en la camiseta te hace más popular con treinta y cinco likes y dos comentarios. Ay mi Frida del alma, me enseñaste con tus palabras, con tus pinturas y con tus calles que el arte es más que ese concepto humano sobre “la belleza”. Hemos vivido engañados con esquemas mentales impuestos, pero no hemos intentado aprender a ver con los ojos de verdad, con los ojos que son para sentir, simplemente porque nuestra existencia se resumen en likes que reproducen lo que ven con los ojos de mentiras.

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