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La suerte, una habilidad que puede ser aprendida

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Gloria Conde

Hace unos días y tras el partido de Colombia vs Argentina conversaba con mi mamá del resultado final en la Copa América y que implicó por supuesto nuestra eliminación en dicho campeonato.

En lo personal, no soy fanática del fútbol, pero ante un partido de la selección hasta al colombiano más desarraigado se le sale el sentido patrio. Pues bueno, mi mamá,  que sí es una experta en el tema, me comentaba con un poco de inconformismo que  no se explicaba cómo la mayoría de las personas vociferaban que a Colombia lo había traicionado la “suerte”.  La señora Aura Arteaga (mi madre), que es una escéptica empedernida igual que yo, me decía  alzando un poco la voz  “¡Qué suerte ni que ocho cuartos , los penalties no son cuestión de suerte! , si pateas bien haces el gol y sí  eres un arquero habilidoso lo tapas, así de sencillo”. Creo que mi mamá fue precisa en su aseveración. Decir,  por ejemplo,  que Ospina, nuestro arquero estrella, tapó los dos tiros por “suerte” sería sobreestimar su desempeño en el partido, así como también lo sería  afirmar que las personas exitosas, que siempre logran  lo que se proponen, lo hacen gracias  a “azares del destino”,  obviando el trabajo duro que esto implica.

 

Y es que el mundo suele estar dividido en dos grandes bandos en cuanto a suerte se refiere, los que la tienen y los que no. Los primeros parecen haber sido bendecidos por la divina providencia, el universo o qué sé yo. Los segundos, por su parte, cargan un tipo de karma de alguna vida pasada, nada les sale bien, son gente de trabajos mediocres y vidas insatisfechas. No tengo idea en qué grupo se clasificará usted, querido lector , lo cierto es que la “suerte” y lo resalto en comillas porque la verdad no me gusta el término en absoluto,  NO EXISTE , o por lo menos, no en ese sentido místico y taumatúrgico que la mayoría le han dado y  la ciencia, de la que me gusta respaldarme para casi todo en la vida, lo ha demostrado a través de numerosas investigaciones.

Una de ellas fue la llevada por Derren Brown,  un ilusionista inglés, y puede ser explicada a través de la estadística, pero calma, calma, que no “panda el cunico”, como decía el sabio Chapulin, se los explicaré como si fueran niños de dos años (sin ofender) y es que aquí entre nos, yo odié las probabilidades cuando estaba en la universidad. Me iba fatal.  El caso es que Brown documentó a una señorita que había ganado cinco apuestas consecutivas  de carreras a caballo con todas las posibilidades en su contra. Él afirmó tras este estudio haber encontrado un sistema 100% infalible para ganar en las carreras a caballo. ¿Cuál era el secreto?

El equipo de documentalistas, en realidad contactó a casi 8.000 personas y simplemente les pidieron que apostaran a todas las combinaciones posibles.  Los documentalistas hicieron seguimiento de cada uno de ellos y como era de esperarse finalmente, sólo uno tenía que ganar todas las carreras. Desde  la perspectiva del individuo era “suerte”, pero no había nada mágico sucediendo realmente; el equipo de documentalistas iba a seguir la historia de alguien que gana cinco carreras de caballos de manera consecutiva sin importar lo que pasó dentro del estudio como tal.

Lo mismo sucede con las loterías, balotos, chances  y demás. Hay que entender que las personas no ganan porque usen algún ritual, se bañen con agua de sal, o como lo afirma Eduardo Galeano en uno de sus libros, se levanten con  pie derecho o empiecen el año cambiando de escoba. No, así no funciona. La realidad no es tan sencilla pero tampoco es tan complicada si le ponemos un poco más de lógica y sentido común. Las personas que ganan la lotería lo hacen porque estadísticamente alguien tiene que ganar. Al fin y al cabo son muchas las que la compran. De modo que si alguno de ustedes  se llevó el premio gordo tras haber apostado al premio mayor y se ve a sí mismo como un suertudo por tal acontecimiento, lamento decirle que no, no  hay hadas mágica y eventos sobrenaturales detrás de ello. La realidad es que fue solo obra y gracia  de un proceso estadístico.

Lo maravilloso de todo esto es que la ¨suerte¨, vista desde una definición diferente, puede ser aprendida. El Profesor Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire y un erudito en el tema, afirmó tras varios estudios  que la “suerte” buena o mala es puramente un estado de la mente. Las exhaustivas investigaciones de Wiseman lo llevaron a la conclusión de que las creencias, hábitos y experiencias  tienen mucho que ver, y para esto estudió a más de 400 personas durante 7 años, y comprobó que la suerte no es el resultado de la casualidad.  Tampoco es cierto que hay quienes nacen con estrellas o estrellados, como solemos decir en mi país. La falta de suerte, según este especialista, puede ser predecida  examinando los patrones  de pensamiento y comportamiento de las personas. De modo que como les había dicho anteriormente,  esta  se puede aprender.  ¿Cómo? Pues bueno, Wiseman detectó cinco características que comparten las personas con “suerte” y son las siguientes:

Crean eventos de oportunidad: Según Wiseman, las personas con suerte tienen una habilidad extraordinaria para notar y encontrar las posibilidades. Se apropian de la mayor cantidad de escenarios donde esta pueda presentarse, y es que si siempre vamos a los mismos sitios, vemos a las mismas personas, comemos y hablamos las mismas cosas, nos quedamos sin muchas opciones a la mano, por tanto, ábrase al mundo, invente situaciones diferentes de modo que nuevas oportunidades también lleguen, y algo muy importante, relájese en el proceso. Varios estudios demuestran que el estrés reduce nuestros niveles de atención, lo que será una dificultad a la hora percibir y fijarnos en lo inesperado.

Confían en su intuición: Esta es una que yo en lo personal uso con bastante frecuencia, ya que he aprendido a darle mucho valor a mis emociones. De hecho,  expertos afirman que las llamadas corazonadas son una especie de alarma que usa nuestro cerebro y están conectadas con la mente inconsciente que guarda información muy valiosa a la que no siempre tenemos acceso a través de nuestra mente consciente. Por tanto, preste más atención a esas manifestaciones ya que le pueden estar comunicando algo importante.

Muestran un alto nivel de resistencia que transforma la mala suerte en buena suerte: Lo crea o no, aquellas personas que consideramos como suertudos, son igual que el resto de los mortales: susceptibles a las desgracias y avatares de la vida. Lo que ellos hacen de una forma distinta es la manera en la que afrontan las adversidades. Este tipo de personas busca siempre el lado positivo de las cosas, tiene capacidad de sobreponerse en vez de obsesionarse con los reveses de la vida, que además, sabemos que son inevitables.

Bueno después de todo lo anterior creo que podemos analizar mejor el resultado de Colombia en el partido contra Argentina. Yo creo que tuvimos un resultado proporcional a nuestro desempeño, o ¿cómo va a ser suerte el penal de Murillo que pasó 15 metros por encima del travesaño? Los penalties no se hacen con los ojos vendados, o, ¿ustedes que opinan?

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