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El otro Mr. Brown: el gobernador de California

 

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Fotografía tomada de: badassdigest.com

Carmen Socorro Ariza-Olarte

Se me ha ocurrido que ya que el ejemplo del Mr Brown de la locomotora bananera en Macondo no nos ha servido para nada, excepto quizá para usar los bananos de Chiquita en contra del racismo; tal vez, por qué no, a alguien le interese el ejemplo que está dando Jerry Brown, desde su puesto de mando en California, a todos los gobernantes y gobernadores.

Y como sé que este nombre a muchos no les dice nada, para hablar de la labor de Mr Jerry Brown trataré de captar su atención hablándoles del súper héroe de Hollywood Arnold Schawarzenegger. Son pocos los que se resisten a los chismes de las estrellas y, por eso, estoy segura de que son muchos los que saben bien que este súper héroe, ayudado por su señora esposa -miembro del clan Keneddy-, de ser estrella de Hollywood pasó a ser gobernador de uno de los estados más ricos de la Unión: California. Y en fin, lo hizo tan, pero tan mal, que tuvo que renunciar en medio de su segundo mandato; primero, porque le sacaron los trapitos al sol y se descubrió su relación con la empleada doméstica, de la cual hubo hasta un retoñito; y segundo, porque de taquito, que fue por lo que precisamente salió todo a la luz, salieron a relucir las finanzas del Estado y, Oh sorpresa: lo tenía quebrado y en una situación tan calamitosa como la de la triste y cándida ciudad de Bogotá. Sí, señores, quebrado y todo manga por hombro, como en cualquiera de los melodramas hollywoodense en los que él hace de héroe americano.

Así pues, y ojo porque es lo que nos debería interesar realmente, luego del escándalo y del consabido divorcio y demás, Arnold salió con su chiquita banana entre las piernas, por la puerta del servicio doméstico y, sin tantos dires ni diretes, Mr Jerry Brown, quien sí estaba bien preparado para ocupar un cargo público de tamaña envergadura, agarró las riendas del despelote y, en menos de cuatro años, no solo sanó las finanzas del Estado sino que lo transformó en el Estado más rico y próspero de la Unión, Governing an Ungovernable State, es el slogan. Y todo eso en solo cuatro años; como si fuese un milagro hollywoodense. Cuatro años en los que NO se dedicó a andar de tutela en tutela; tal vez, quizá, digo yo, porque entuertos como esos no son necesarios en una nación que se respete, adonde tanto la legislación como la división de poderes es clara y eficiente, al igual que el cuerpo judicial y los que lo representan.

Y es que en la nación del Mr Brown de mi cuento, cuando un funcionario público acepta un cargo, o es elegido para desempeñarlo, lo que debe hacer es eso: desempeñarse lo mejor posible, y no despeñarse tratando de salir de un hoyo para meterse en un hueco; echando mano de cuanta argucia polítiquera se han inventado entre todos ellos; entiéndase, los mismos politiqueros; para precisamente poder ir de aquí para allá desfalcando, malversando y empobreciendo al erario público; y luego salir a darse golpes de pecho, U, peor, más limpios que los culitos de los santos.

Y claro, algunos dirán que California no es Colombia, ni menos Bogotá, pues ellos tienen nada menos que unSilicon Valley -o sea la industria más avanzada y próspera del Planeta-, mientras que nosotros no tenemos nada. Pues eso sí que es cierto, y precisamente por eso lo que nos gobierna es la corrupción, la violencia y la criminalidad; males que el alcalde de New York le ha aconsejado a nuestro presidente combatir comprándole Drones; porque además también son buenos para hacer negocios; porque lógico: será a ellos a quienes tendremos que comprárselos.

No obstante, es deber de todo buen ciudadano y/o copiloto advertir cuando nos acercamos a otro hueco, o metida de pata. Y es que de acuerdo con la novela en boga del otro Mr Brown: INFERNO, los drones no son muy buenos en eso de eliminar a esos que yacen en el último círculo del infierno de Dante: políticos, leguleyos, jueces y demás; quienes son precisamente los encargados de alimentar al resto de los males; esto de acuerdo a Dante, a quien por atreverse a ponerlos en el último círculo no solo lo expropiaron sino que lo desterraron de Florencia.

¿Y a quién se los compraremos? ¿Y a cuánto asecenderá la negociación y el negociado? ¡Esperemos que para llegar a esta brillante solución el presidente no haya tenido que pagar por el consejo a Mr Giuliani! ¡Ups! Oiga ¿y dónde quedan la creatividad, la innovación, la visión a largo plazo? Esas cosas que en los países serios y desarrollados no son meras palabras sino que, zas, como por obra del arte hollywoodense, se convierten en hechos… Imprescindibles y claves, según contó Mr Brown a la Amapour, para sacar del hueco a la California del súper héroe: Schawarzenegger, y para por supuesto inventar, crear y poner en el mercado global aparaticos mágicos como los drones esos.

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