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Allá ellos (El caminante en video)

caminante
https://youtu.be/MuNeHGONx7Y

Por: Fernando Araújo Vélez 

Allá ellos, que se creyeron y se creen el cuento de que sus cargos son el resultado de su sabiduría y su actitud. Allá ellos, que no se han percatado de que un cargo es un nombramiento de alguien con ciertos intereses o una elección contaminada, comprada, y ese cargo, esa posición, ese nombramiento, no implican necesariamente grandes verdades ni estudios ni infinitos merecimientos. Sólo conveniencia, una lógica, cruda y desnuda conveniencia. Allá ellos, que se mintieron y se siguen mintiendo y mienten, y confundieron el poder de un cargo, con el poder hacer, con el poder crear, y se enfrascaron en la obsesión de dominar.

Allá ellos, que en lugar de una obra, su obra, les apuestan a los ascensos, y ascienden empujando a quien se les atraviese y van por la vida convencidos de que todos los seres humanos son una amenaza, y a las amenazas, dicen, hay que eliminarlas. Allá ellos, que aún consideran que sus cargos llevan implícita la verdad, y que con el título impreso en sus tarjetas de presentación y en sus escritorios, con el salario, la camioneta y el vestido de paño inglés les alcanza y les sobra para que los respeten. Exigen que les digan don, doctor, director o presidente, y hablan sólo con quienes se visten como ellos, con quienes van a sus cocteles, pues repiten una y mil veces que el hábito hace al monje.

Allá ellos, cuyo libro de cabecera es El príncipe, y cuyos contertulios son aquellos que pueden ser de alguna utilidad. Sus reuniones son de negocios siempre, y sus diversiones, una forma de entablar relaciones de mutuo interés. Allá ellos, que eligieron esposa o marido por apellidos o cuentas bancarias, y educaron a sus hijos con la cartilla de lo que se debe hacer para ser un triunfador. Allá ellos, que se esconden detrás de sus absolutos, y si algún zarapastroso se los cuestiona, responden porque es así. Allá ellos, que miden el tiempo, pues el tiempo es una inversión, y se aferran a los cementerios de gramáticas y palabras para que nada cambie. Allá ellos, que adquieren, multiplican y acaparan para luego vender y luego repetir el mismo círculo mientras tienen que soportarse a sí mismos. Allá ellos, cuyo método para explicar es confundir, que dividen para vencer, y vencer es el gran fin de sus vidas, aunque jamás se pregunten a quién, para qué y qué es vencer. Allá ellos, que compiten y promueven competencias, que estigmatizan a quienes no les hacen venias y los llaman ingenuos, pues para ellos las utopías son una ingenuidad. Allá ellos, que no han querido pensar siquiera que apenas son unos muñequitos manipulados por otros como ellos que están un poco más arriba y son quienes los promueven.

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