Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Cuando la traducción mejora el original

A lo largo de los años que llevan ustedes leyendo mis textos, recordarán con bastante seguridad que en alguna ocasión me debo haber referido a la dificultad de citar correctamente los títulos de las películas en castellano, y ello por la sencilla razón de que no existen ni un criterio único ni tampoco la obligación de tomar la traducción ya hecha en otro país.

Recuerdo al respecto que cuando me ocupé de la edición de la obra periodística de García Márquez en Alemania (y de ello estoy bastante cierto que sí les hablé in illo tempore), las mayores dificultades me las proporcionaron las citas de los títulos de las películas que reseñó cuando fue crítico de cine. Ejemplo ejemplar: una de las obras maestras de Elia Kazan, On the Waterfront (algo así como En el malecón), que en francés se estrenó con el título Sur les quaies (traducción casi literal del original), en alemán con el título Der Faust im Nacken (algo así como Acogotado), en español en España como La ley del silencio, y en español en América Latina como Nido de ratas. Si no fuese porque García Márquez contaba algo del argumento y hablaba de la actuación de Marlon Brando, difícilmente hubiese yo podido saber de qué película se trataba y convertir ese Nido de ratas en un Der Faust im Nacken, para que el lector alemán también supiese cuál era la película de marras.

Pues bien: leyendo unos poemas de la neoyorquina Linda Pastan, encontré los siguientes versos:

“Por qué no decimos adiós ahora mismo
en la falacia de una salud perfecta
antes de que nada de lo que deba ocurrir ocurra.
Podríamos perfeccionar nuestra despedida
como esos personajes de En la playa
diciéndose adiós a la sombra
de la bomba  ̶  y que jóvenes y con las manos cogidas
veíamos sentados en el cine”.

Repito un verso, el que se refiere a la película que los jóvenes agarrados de la mano veían en el cine. El verso dice: «como esos personajes de En la playa«, y en principio la traducción es correcta puesto que la película, en su idioma original inglés, se titula On the beach. Lo que pasa es que ese film se estrenó en España, donde fue traducido el poema de Linda Pastan, con el título La hora final, que es mucho más adecuado que En la playa al argumento de la película: por una vez, al menos, el traductor–traidor tuvo razón. Y lo más curioso es que si la traductora del poema de Linda Pastan hubiese tomado el título con que fue estrenada la película en español, ese poema ganaría una dimensión que ni siquiera tiene en el original. Repito el verso ahora, y verán que suena muy distinto, y realmente apocalíptico: «como esos personajes de La hora final»

Leyéndolo en voz alta ni siquiera se notan la mayúscula y las cursivas. Con lo que llegamos a rizar el rizo y hacer buena aquella boutade de Borges, de que las erratas mejoraban sus textos.

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